jueves, 6 de junio de 2013

La ilegitimidad del Frente Popular

Aquí arriba, lo que en 1936 era el Palacio Provincial. En el bajo, como hoy, los accesos al teatro Rosalía de Castro, y entonces a la Diputación y Gobierno Civil. Bajando por la calle de Agar, casi llegando a la Marina, la puerta de la Comisaría de Investigación y Vigilancia. Este edificio era el lugar en el que se concentraba el poder civil de la provincia. En el primer piso, la Diputación Provincial; y en el segundo, el Gobierno Civil, con vivienda para el gobernador.

El franquismo pudo tener muchos defectos, pero tengo muy claro que el Alzamiento Nacional es irreprochable porque se produjo contra un gobierno ilegítimo que detentaba (distinguimos ostentar de detentar ¿no?) el poder. La legitimidad de un gobierno en una sociedad democrática procede de dos fuentes: la que le otorgan unas elecciones limpias, y la que le proporciona en el ejercicio del poder el respeto a la Ley. Es claro que una democracia en donde la ley es papel mojado tiene de democracia el nombre pero en realidad es una mera pantalla de otra sociedad que en absoluto se puede reputar de democrática.

El Frente Popular obtuvo su victoria el 16 de febrero de 1936 como resultado de unas elecciones, que a diferencia de las celebradas en noviembre de 1933 --las primeras elecciones completamente libres y democráticas en España hasta las de noviembre de 1977 como señala Payne-- resultaron ser fraudulentas, tanto por los disturbios y coacciones producidas durante su celebración que alteraron los resultados en doce provincias, doce, como por los 32 escaños ganados por las derechas que la Comisión de Actas entregó a las izquierdas. Parece ser que Gil Robles aceptó el resultado ante el compromiso de Alcalá Zamora de moderación.

Si la legitimidad en origen no existía, aquella que debía otorgar a los gobiernos de Azaña y Casares Quiroga el ejercicio del poder, respetando la Ley, fue inexistente. En este mismo blog llevamos uno o dos años viendo un largo elenco de ejemplos de actos ilegales y violentos, absolutamente sin parangón en la historia de cualquier democracia europea en tiempos de paz. Lo pone de manifiesto el mismo Payne: el fraude electoral, miles de detenciones políticas arbitrarias, la violencia política contra las personas, la ola de grandes huelgas violentas y destructivas, el masivo incendio de iglesias, centros de derechas y propiedades privadas, la ocupación ilegal de tierras o casas rectorales, la censura frecuente y caprichosa, la impunidad de los actos criminales de miembros de los partidos que integraban el Frente Popular, etc. etc. Luego la legitimidad en el ejercicio del poder no existía y el Frente Popular detentaba el poder.

Los partidos burgueses que formaban la coalición en realidad carecían de bases sociales como lo pone de manifiesto el hecho de contar el Casino Republicano de La Coruña --según la relación nominal de socios que publicó Lamela (p. 404-409)-- con tan sólo 248, frente a los aproximadamente 11.000 trabajadores conque contaban los distintos sindicatos de La Coruña y su área de influencia, tributarios de la CNT. Bien es verdad que una parte de estos últimos estaban afiliados a los sindicatos anarquistas porque sin estarlo, no podrían encontrar trabajo. En cualquier caso, en una ciudad de los 81.000 habitantes que tenía La Coruña en 1936 el republicanismo burgués que integraba y dirigía el Frente Popular carecía de bases sociales. Para llegar al poder, estos burgueses, buena parte masones, como tales miembros de tramas clientelares y de poder que rompían el principio de igualdad de oportunidades, tenían que contar con el apoyo de los grupos anarquistas. Estos a su vez no lo daban gratis et amore, sino que exigían de los burgueses la complicidad en sus ilegalidades, o que mirasen para otro lado en su camino hacia la revolución.

Las derechas aguantaron como corderitos la persecución pero hubo un grupo, los militares, que no eran ni demostraron ser pusilánimes y desde las elecciones de febrero viendo lo que se venía encima, comenzaron con reuniones y contactos. No fructificó la conspiración en marzo y abril porque la media España que no estaba dispuesta a ser a ser asesinada aún quería creer en la posibilidad de que los disturbios e ilegalidades fuesen pasajeras. Con el asesinato el 13 de julio de quien se había convertido en virtual jefe de la oposición, Calvo Sotelo --o el no asesinato de Gil Robles porque no lo encontraron en casa-- la conciencia y consciencia de esa parte de la sociedad perseguida por la otra media, dio un apoyo entusiasta a la sublevación. Se desataron las pasiones que surgen cuando la convivencia es imposible, se tomaron venganzas, se vengaron afrentas, burlas y persecuciones, pero les pararon los pies. Se consiguió el orden público; se venció y humilló a los victimarios, lo que dio pie a que en nuestros días se nos presentasen como unas pobres víctimas; y tras 40 años de un régimen que hasta 1942 quiso ser totalitario y que fue abriéndose de forma paulatina, la sociedad desembocó en una democracia que ahora con vacas flacas, tengo la impresión de que se quieren aprovechar para asaltar el poder y llevarnos a no se sabe muy bien qué; pero desde luego, nada mejor que el período inaugurado en 1978 con una Constitución, sin duda imperfecta, pero que constituye una vacuna para los totalitarismos de cualquier signo y que ahora una minoría, con demagogia y populismo, intenta destruir.

Y se alzaron los militares con la misma legitimidad que llevó a los republicanos a intentar derrocar la monarquía en 1930. Cuando Fermín Galán se sublevó en Jaca, publicó un famoso bando que da idea de unos métodos propios de la época y que no difieren mucho de los empleados por los militares alzados en 1936:

 Como Delegado del Comité Revolucionario Nacional, a todos los habitantes de esta Ciudad y Demarcación hago saber:

Artículo único: Aquel que se oponga de palabra o por escrito, que conspire o haga armas contra la República naciente será fusilado sin formación de causa.

Dado en Jaca a 12 de Diciembre de 1930.

Fermín Galán.

¿Eran también fascistas los "mártires" de Jaca? ¡Por favor...!

A ver si en la siguiente anotación entro en el asunto prometido del asalto y robo de armas en el Palacio de Justicia pero como este blog es una simple afición, ni quiero que se convierta en un trabajo ni que me estrese, unos meses se llega mejor a fin de mes que otros y como pretendo consultar otras fuentes para intentar en la medida de lo posible no dejar muchos cabos sueltos, seguiré en cuanto pueda.