miércoles, 10 de abril de 2013

Más sobre los tiros en la Barcala (Cambre)

Me queda muy poco para llegar al alzamiento nacional, y me quedan sobre todo asesinatos, que no es plato de buen gusto. Aunque intento tomar distancia a veces es imposible no interiorizar algún episodio, así que para salirme un poco del clímax de barbarie, amplío información sobre un tema que toqué y no resulta tan desagradable.

Ya me ocupé del asalto a la finca de los Sres. de Lamas en la Barcala (Cambre) ocurrido en la noche del 24 al 25 de marzo de 1936. Dudaba si tendría un origen en la delincuencia común, o más bien en el terrorismo anarquista. Repasando el artículo Confederación Regional Galaica de Manuel Fernández Fernández, resulta que el hecho tiene su origen en el desquiciamiento anarquista que prestó oídos a uno de los múltiples bulos que circulaban en aquel "pueblo" de los años 30, y todo apunta a que carecía de fundamento. Me estoy refiriendo a la posible existencia de un depósito de armas en los molinos de la Barcala.

El alzamiento nacional fue un movimiento cívico militar, pero las armas, que se sepa, las aportaron los militares. Por registros, tanto legales como ilegales, no sería. Así de memoria recuerdo el registro que unos pistoleros --entre los que al parecer se encontraban los hermanos de la Lejía-- le hicieron al párroco de Almeiras (Culleredo), o el que se hizo en una finca próxima por orden del alcalde; el que se desarrolló por orden del gobernador en una casa de Salesianos en Liáns (Oleiros); el que se hizo al párroco de Sigrás (Cambre); o el propio 19 de julio el que se realizó en la iglesia de San Pedro de Mezonzo porque en el mitin organizado en la plaza de toros alguien dijo que allí se guardaba un depósito de armas, con lo cual aquel "pueblo" (de primates) se fue a todo correr a esta iglesia asaltándola y quemando la sacristía; incluso recuerdo que el 20 de julio por la mañana se fueron a casa de los Casteleiro en la calle Real porque alguien les dijo que había también armas.

Manuel Fernández Fernández, en el artículo Confederación Regional Galaica de la Gran Enciclopedia Gallega da su versión sobre lo ocurrido en el intento de asalto a los molinos de la Barcala.

Por su parte, el Comité Regional Confederal se enteró de un alijo de armas que se guardaban en el molino de la Barcala, próximo al puente del Burgo, y del que era propietario un abogado del Estado, destacado personaje de la CEDA en La Coruña. Para apropiarse de esas armas se preparó a un grupo de jóvenes libertarios que, bajo el mando de Guillermo López, se trasladaron en un camión a dicho lugar, pero cuando se encontraban cerca del objetivo patinaron las ruedas del camión y el ruido del motor alertó a las personas que vivían allí. Guillermo indicó a los jóvenes la conveniencia de abandonar el camión y recorrer a pie el trayecto que les faltaba. Mas al aproximarse a la cerca que rodeaba el edificio e indicar a sus acompañantes que se situasen en puntos determinados de la misma, comenzaron disparar desde las ventanas del piso y Guillermo, herido en el pecho, ordenó la retirada.
 Por si alguien dudaba que el gobernador civil --fusilado al comenzar la guerra-- declinaba los poderes del Estado en favor de una banda terrorista, Eliseo Fernández da cuenta de la petición hecha a finales de junio por la máxima autoridad civil de la provincia a la Federación Local de la CNT para que le proporcionasen un grupo de unos 50 hombres decididos. Podría recibir noticias relacionadas con un pronunciamiento, pero no creo que nadie considerase razonable y mesurado que ante los avisos que pudieron circular sobre el 23-F, los gobernadores civiles de entonces tomasen contacto con grupos terroristas como ETA o el GRAPO para pedirles hombres con los que defender la democracia, que en la república, por lo que vemos, vimos y veremos en la siguiente anotación, a finales de junio de 1936 había sufrido un eclipse total.


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