viernes, 12 de abril de 2013

Del Santo Pucherazo y de la existencia o no de democracia

Recuerdo así cosas que los niños y jóvenes cantaban por la calle. Por ejemplo, cuando el Referendum de Autonomía de Galicia se cantaba con música del tango Tomo y obligo:

...El Estatuto no lo queremos
Pueden llevarlo para Petricol
que aquí en Coruña sólo queremos
chamullar todos idioma español...

José García García (@ Pepín el de la Lejía): Relatos de la vida de un socialista coruñés : Apuntes para la historia del Partido Socialista Obrero Español en la ciudad de La Coruña. La Coruña, Secretaría de formación, Agrupación Socialista "José García Iglesias", 1992, p. 12.

El plebiscito estatutario gallego se celebró el domingo 28 de junio de 1936. Ni contaba con el apoyo de las Juventudes Socialistas, ni de los obreros anarquista, ni de prácticamente nadie. En la calle, digo. En los centros oficiales dominados por el Frente Popular el fervor pro-estatutista, o por las nutritivas sinecuras que anunciaban los estatutistas como cebo apetitivo en opinión de Manuel Casás, hicieron que el resultado fuese arrollador. Manuel Casás Fernández, antiguo alcalde, que defendió con total entrega al también alcalde del Frente Popular Alfredo Súarez Ferrín y otros políticos que se sentaron ante un consejo de guerra al comenzar esta, defensor que protestó, que se negó a firmar las sentencias de muerte cuando se las notificaron a sus patrocinados al tiempo de ser puestos en capilla, indica:

¿Y qué decir de la famosa jornada de la votación del Estatuto? Fue la más escandalosa farsa, el más vergonzoso agravio contra la iniciativa del sufragio electoral que se recuerda en Galicia, donde tantas trapacerías de este género se han realizado por las organizaciones caciquiles.

Santiago Daviña Sáinz. Nuestro diario íntimo : Memorias del alcalde Manuel Casás Fernández : Al servicio de La Coruña y de Galicia. La Coruña : Ayuntamiento, 1999. p. 213

No le faltaba razón. Carlos Fernández publicó en La Voz de Galicia de 21 de diciembre de 2005, un desmitificador artículo en el que se dio a conocer al gran público que el plebiscito estatutario gallego fue un fraude electoral escandaloso:

Electores de que consta el censo: 1.343.135 (100%)
2/3 de los anteriores: 895.423 (66,7%)
Electores que votaron: 1.000.963 (74,5%)

Votos favorables: 993.351 (99.23%)
Votos adversos: 6.161 (0,61%)
En blanco: 1.451 (0,001%)

Ya se ve que las cifras, tanto de participación como de sufragios favorables al estatuto son tan abultadas como cómicas. En la Galicia de 1936, con los problemas de comunicación, con la muy escasa implantación del nacionalismo, resulta verdaderamente increíble que votase el 74,5% del censo, y que los votos favorables a la autonomía superasen el 99%

Para aprobar un estatuto la constitución republicana exigía en su art. 12.b) que lo votasen de forma favorable las 2/3 partes del censo electoral, cosa imposible dadas las características del territorio gallego, y del prácticamente nulo interés por el nacionalismo, así que en palabras de Pousa Antelo, se dio un "santo pucherazo". El mismo Carlos Fernández recoge un texto del socialista Jaime Quintanilla Ulla, en el que recuerda que en Ferrol no se abrieron la mayor parte de los colegios, o que algunos que lo hicieron fueron abandonados por los miembros de la mesa antes del mediodía. Si esto sucedía en un lugar como Ferrol ¡qué no ocurriría en la montaña! Quintanilla recuerda que el amaño consistió en vaciar las listas de electores de los censos de cada mesa, en las actas, trabajo en el que intervino personalmente y que llevó a realizar una transcripción de muchas horas de dedicación. A última hora se les avisó que era suficiente consignar en las actas el resultado del escrutinio sin relación de votantes.

El prof. Xusto G. Beramendi justificó el Santo Pucherazo en virtud de una "legitimidad indirecta". Las fuerzas más importantes que controlaban las mesas estaban de acuerdo en apoyar el estatuto, luego existiría una "legitimidad indirecta". No me convence y entiendo que no se sostiene porque la victoria del Frente Popular en Galicia fue consecuencia de un colosal fraude electoral, fraude que no se había producido en las elecciones de noviembre de 1933. Vamos, que en mi opinión, ni legitimidad directa, ni indirecta, ni na: un pucherazo en toda regla que en palabras del mismo Quintanilla fue un fraude electoral de tal magnitud, que ni siquiera lo superó Fraga en su referéndum de los "25 años de paz".

Según Payne, a la altura de mayo de 1936 la democracia electoral había sufrido en España un eclipse total. Esto puede confirmarse a finales de junio con el Santo Pucherazo del plebiscito estatutario gallego ¿Puede considerarse democrático un régimen en donde ha desaparecido la democracia electoral?¿No estamos ante la dictadura del Frente Popular?

Cuando en los colegios e institutos se estudia historia de Galicia, ¿se les da la versión al uso, en el sentido de que Galicia aprobó de forma abrumadora su estatuto y blablabla, o se añade la coletilla en donde se indique que esos votos proceden del mayor fraude electoral conocido en el noroeste peninsular?

El ABC publica detalles interesantes sobre el desarrollo del plebiscito. Según este medio, en La Coruña se calcula que debieron votar de 700 a 800 personas. El censo ascendía a 39.462 votantes y a falta de una mesa que quedaba por escrutar, aparecieron votando sí,  36.311 electores; no, 82; y en blanco 52. Cómico ¿o no? En Cambre no se abrió un solo colegio electoral, y tampoco hubo protestas, sin embargo, en los resultados apareció votando el 93% del censo de un total de cuatro mil y pico votantes; en Betanzos se calcula que votaría un 2% del censo y apareció votando más del 60% ¿Democracia? ¡Por favor...!

Por último, hace poco escuchaba a una gurú que citaba a su santón Castelao. Para dar mayor fuerza a la cita y haciendo ver que este político no se equivocaba, ni mentía, ni manipulaba nunca, decía que Castelao no era cualquier cosa... Los argumentos de autoridad son falacias retóricas, para mí, vaya. Fue lástima que no dijese si también creía que Ramón Suárez Picallo era un pederasta, como sostuvo Castelao. Pero dejando esto al margen, estoy más cerca de quienes consideraban y consideran a Castelao una piltrafa comunista. Lo digo además de por aquel invento de la doma y castración de los gallegos, porque el Sempre en Galiza se me asemeja a un texto en el que se escribieron unas cuantas cucamonas; que leen con veneración religiosa todos sus turiferarios tomándolo en serio --si es que no se lo obligaron a leer en el colegio profesores de diversas asignaturas unidos por el vínculo de profesar una misma o muy similar ideología. Entre esas cucamonas, resulta especialmente cómica aquella en la que se refiere a la pureza del referéndum autonómico, cuando acabamos de ver que fue el mayor fraude electoral que se conoció en Galicia. Lo triste es que en virtud de la propaganda e historias míticas tengamos por alguien ilustre a quien, por lo visto, consideraba que la mentira os hará libres ¿O no?




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