lunes, 29 de abril de 2013

Atentado mediante descarrilamiento

El puente metálico de la Marisqueira, entre Culleredo y Cambre, hoy casi sin perspectiva por los rellenos que lo engulleron en parte, aún conserva sus pilas originales de sillería --pintarrajeadas con graffitis--, no así el tablero con celosías laterales. El 7 de julio de 1936, en las proximidades del puente del ferrocarril de la Marisqueira correspondiente a la línea Coruña-Palencia, parece que en la parroquia del Burgo, se colocó una piedra que causó daños en una máquina de la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España. El delito cometido, una vez más, quedó impune.

Si tuviese que apostar, yo atribuiría el hecho a aquellas buenas gentes anarquistas, especialmente exasperadas y agitadas estos días. Si fuese una simple gamberrada, la prensa no temería a la tijera del censor y daría cuenta del hecho, y no lo hace --salvo que me haya pasado desapercibida la noticia-- La Voz de Galicia, El Ideal Gallego o El Pueblo Gallego (Vigo). Con motivo de la huelga terrorista desarrollada por los anarquistas en protesta por la victoria del centro derecha en las elecciones de noviembre de 1933, se colocaron peñascos sobre el puente de la Marisqueira (según El Sol de 12/12/1933). Al comenzar la guerra, el 25 de julio, el comandante de Ingenieros Andrés Fernández Albalat, fue el encargado de restablecer las comunicaciones ferroviarias. Salieron dos locomotoras desde La Coruña, una de reconocimiento y otra que arrastraba un tren taller, convoy al mando del alférez de complemento, Manuel Antolín. Este encontró la vía cortada antes de entrar en el túnel de Oza, al salir, y "a cuatro o cinco kilómetros de este último corte", según el P. Silva Ferreiro. El puente de la Marisqueira está a 5 km de la salida del túnel de Oza. En definitiva, que esa piedra colocada el 7 de julio en el entorno del puente de la Marisqueira tiene al menos un antecedente similar con matiz social, y sabemos que a posteriori también se interceptó la vía por la misma zona con un origen revolucionario. Todo apunta a que estamos ante un atentado con matiz político o social, pero a saber.

El puente de la Marisqueira hoy, pintarrajeado y engullido por unos rellenos inaceptables.







viernes, 26 de abril de 2013

¿Joya nacional o roja?

La calle del Papagayo fue el lugar más emblemático de prostitución en La Coruña. Allí parece que Cela llegó a tirar un piano por una ventana en cierta noche alegre. Estamos llegando al alzamiento nacional y los personajes que aparecen en las causas ya toman parte en él.

El 7 de julio de 1936 Perfecto Rodríguez Hermida, motorista vigilante de caminos dependiente de la Jefatura de Obras Públicas de La Coruña, de 4 a 5 de la madrugada debió tener una urgencia y se fue a cohabitar (esto por ser fino y educado) con una meretriz del Papagayo que ya conocía. Él contaba 28 años y ella 31, ambos gallegos, mayores de edad, etc. Si ambos estaban de acuerdo, perfectamente. Ocurrió que llegaron a la habitación y ella se despojó de sus joyas dejándolas en la mesilla y lo mismo hizo él con su reloj de bolsillo. Concluido el festejo, Perfecto, además de recoger su reloj parece que se llevó una pulsera de oro, gruesa, de la que colgaba una libra esterlina también de oro, pero de esto no se enteró la chica en un primer momento. Teresa acompañó a Perfecto hasta donde estaba el ama, que cobró al cliente y la pupila se acostó para dormir. Cuando se levantó al día siguiente Teresa notó la falta de esta pulsera presentando la correspondiente denuncia en Comisaría.

Cuando ya se había procesado a Perfecto como presunto autor del hecho, el Juzgado tiene noticia de su fallecimiento, solicitando certificado de su partida de defunción. En esta consta que falleció el 30 de julio de 1936 en el Hospital Militar como consecuencia de gangrena pleuro pulmonar consecutiva a herida por arma de fuego.

Durante mucho tiempo, en una página de mariachis locales de la finada memoria histórica apareció una base de datos en la que figuraba Perfecto Rodríguez como represaliado por el Franquismo. Lamela (p. 135, 173) lo incluye en sus relaciones de fallecidos por la represión franquista. Por su parte la web Nomes e voces no lo incluye en su base de datos de víctimas. Yo también sospecho que fue una víctima del bando nacional. La Voz de Galicia publica el día 31 una esquela del jefe y demás personal de la Jefatura de Obras Públicas en la que se invita a asistir al sepelio y si bien está encabezada por una cruz no se anuncia el funeral. Parece probable que Rodríguez Hermida resultase herido en los días de lucha callejera, la herida se gangrenó y esto le ocasionó la muerte aunque lamentablemente, desconozco las circunstancias. Ya veremos que uno de los juzgados instruyó un sumario, voluminoso, en el que se debieron investigar las condiciones en las que fallecieron las personas heridas en los días de luchas por las calles. Lamentablemente se expurgó, como parece que se van a expurgar en Galicia toneladas de documentación judicial. Imaginemos que alguien decide cargarse toda la documentación generada por los juzgados de lo social hasta el año 1985, con lo cual se podrá estudiar la conflictividad laboral durante el franquismo a través de los fondos de las magistraturas de trabajo, pero no aquella que se dio en democracia. Con un... Ya sé que no va a servir para nada, pero parafraseando un artículo muy difundido hace años: ¡Yo protesto!

Mis notas.

lunes, 22 de abril de 2013

De aquellos escraches y sus activistas

El café Galicia se encontraba en esa esquina del Cantón Grande con Santa Catalina y tenía fama de ser un café burgués, de tertulias literarias y también de postureo, al que se iba para ver, ser visto y aparentar, aunque el posturero estuviese más tieso que la mojama.

En torno a la medianoche del sábado 4 al domingo 5 de julio de 1936 se encontraba en el interior del local el juez municipal del distrito de la Audiencia, Luis López Giavina, jugando una partida de ajedrez con el funcionario del Gobierno Civil, Eugenio Rubín González. Quiero recordar que Giavina se casó con una hija de Gerardo Abad Conde, republicanote del Partido Republicano Radical, masón, ministro de Marina durante el segundo bienio, que fue asesinado al comenzar la guerra en la madrileña Cárcel de Porlier en uno de tantos episodios de aquel terror rojo.

Fuera, se encontraba en la terraza con otro grupo de amigos Luis Vidal Rodríguez, juez municipal del distrito del Instituto, vinculado a las juventudes de Izquierda Republicana según Lamela, calificado de extremista por las nuevas autoridades y que pese a ser detenido salió en libertad al mediodía del 9 de septiembre de 1936 (p. 26, 45, 102). Pese a constarme que era pariente del primer delegado militar en los servicios municipales, capitán de Intendencia, José Fuciños Gayoso, no debió inspirar confianza a las nuevas autoridades y fue separado del servicio en su cargo de juez municipal.

Lo cierto es que en torno a esa medianoche del 4 al 5 de julio se presentaron en el café Galicia, beodos, Manuel Edreira Amor, de 29 años, jornalero; y Rogelio Díaz Seijas, de 24 años, herrador, ambos con algunos antecedentes penales, y copiosos de los policiales. Según la Policía estaban mal conceptuados, siendo modesta y precaria su situación social y política, no conociéndoseles virtud alguna y sí multitud de vicios, siendo conocidos habituales de la delincuencia contra la propiedad y acompañándose frecuentemente con personas amorales y de malas costumbres.

Efectivamente, en Comisaría contaban como digo con copiosos antecedentes. Rogelio Díaz Seijas fue detenido por hurto en 1926, año en que también se denunció su fuga del domicilio. En 1927 fue denunciado por sustracción, fue puesto a disposición del alcalde, multado dos veces por desobediencia  y también se le denunció por tentativa de hurto. En 1928 sufrió dos días de arresto, resultó denunciado por faltas de respeto a los guardias y por lesiones; en 1931 se le denunció por desórdenes públicos, fue acusado de hurto; en 1935 fue denunciado por escándalo y embriaguez, y también en el mismo año por malos tratos de palabra y obra, parece que a una prostituta; en lo que iba de 1936 se le había denunciado por estafa.

Por su parte Manuel Edreira Amor no le iba a la zaga. En 1926 fue denunciado por insultos a la autoridad; en 1929 por daños; en 1932 se le detuvo por daños, más tarde por amenazas, y también fue denunciado este año por actos deshonestos y escándalo; en 1933 tuvo una denuncia por daños; en 1934 por escándalo e insultos; en 1935 por sustracción; en 1936 por malos tratos y escándalo, por estafa, por escándalo y desafiar a los guardias, y por malos tratos de obra.

El caso es que esa noche se presentaron Manuel Edreira y Rogelio Díaz en el café Galicia, sosteniendo una discusión en la barra. De esta se separó Manuel que se dirigió a la mesa en donde estaban Luis López Giavina con Eugenio Rubín y en tono de mofa se dirigió al juez para indicarle que en el juicio que tenía pendiente ante él, lo iba a defender José Calviño Domínguez, entonces diputado de Izquierda Republicana, y Ramón Suárez Picallo, también diputado del Partido Galleguista. Dijo que el juez Giavina era un mamarracho --cosa que oyeron entre otros Plácido Castro (Plácido Ramón Castro del Río), presidente del Comité municipal del Partido Galeguista--, que era un inmoral y vendía sus sentencias, llegando al extremo de desafiarlo para que saliese a la calle, como de hecho hizo Edreira sacándose la chaqueta. Luis López Giavina salió, pero para buscar unos guardias que lo detuviesen, momento que fue aprovechado por los dos sujetos para huir hacia los jardines de Méndez Núñez. Volvió Giavina sin la pareja de agentes que buscaba, y visto esto sin duda por Edreira y su compañero, volvieron a aparecer por el Galicia repitiendo insultos y bravuconadas, pero en esta ocasión los clientes del bar se abalanzaron sobre Edreira y lo redujeron a la obediencia entregándolo posteriormente a una pareja de Seguridad.

No acabó ahí el incidente. A los pocos minutos se presentó de nuevo en el Galicia Rogelio Díaz Seijas, que pidió de malos modos en la barra que le cambiasen una moneda y le diese fuego. Salió a la terraza y ante el grupo que detuvo a su compañero, se permitió --según el abogado y miembro del Partido Galleguista, Luis Seoane López-- decir que era el presidente del Partido Comunista, que lo que le habían hecho a su compañero se lo iban a pagar, y que además lo iban a soltar inmediatamente dadas las influencias que podría ejercer su partido. El juez Luis Vidal se levantó para detenerlo y el primate le dio un puñetazo que le hizo caer las gafas, le provocó una hemorragia nasal y algún arañazo.De nuevo los parroquianos del Galicia se echaron sobre el bravucón, lo detuvieron y entregaron a una pareja de Seguridad.

Rogelio Díaz no era presidente del Partido Comunista, pero podía estar próximo a él o ser uno de los peones que utilizaba el Frente Popular para provocar desmanes y contentar de forma momentánea a los grupos revolucionarios. De hecho, el abogado Antonio Rodríguez Rodríguez, presente en el local con su señora, declaró que en el Galicia se comentaba que tanto Manuel Edreira como Rogelio Díaz eran dos activistas, maleantes informativos, o como se les quiera denominar, que entraban en los talleres de modistas por entonces en huelga, coaccionándolas para impedir que trabajasen. De hecho también, a Manuel Edreira se le abrió un expediente para aplicarle la Ley vagos y maleantes (del año 1933, eh) y en el mismo apareció acusado de participar en el asalto al Club Náutico, al local de la Patronal y al de las Juventudes Católicas, aunque no se pudo probar debidamente su participación, lo que no significa necesariamente que no hubiese tomado parte en estos desmanes.

En virtud del atentado cometido contra los jueces municipales, Manuel Edreira y Rogelio Díaz fueron detenidos y recluidos en la Prisión Provincial. El 7 de septiembre de 1936 solicitaron que se les concediese la libertad provisional mientras no se celebraba el juicio, cosa a la que accedió el tribunal, con la salvedad de que Manuel Edreira quedó retenido en el mismo establecimiento penitenciario a disposición del gobernador civil y delegado de Orden Público. Sospecho que al igual que sucedió en otros centros penitenciarios, al comenzar la guerra se ofreció a los delincuentes comunes la posibilidad de salir si se alistaban voluntarios. Así lo hizo Rogelio Díaz, que tras obtener la libertad provisional mientras no se celebraba la vista oral, se encuadró en la Legión, en el Tercio de Extranjeros. Llama la atención que Manuel Edreira quedase retenido por el delegado de Orden Público y no saliese en libertad, lo que podría estar relacionado con su peligrosidad para el mantenimiento del orden público, con su vinculación a la izquierda revolucionaria.

En definitiva, visto lo visto, planteo la posibilidad de que estos dos individuos formasen parte de las bases del Frente Popular, a los que se usaba, bien para ejercer coacciones en talleres de modistas, bien para provocar desmanes como los asaltos que afectaron a los locales de la Unión Regional de Derechas, Patronal, Juventudes Católicas, Renovación Española, o Club Náutico; planteo la posibilidad, en definitiva, de que una parte de los delincuentes habituales contra la propiedad, rateros, timadores, etcétera, constituyesen también una parte normal de las bases del Frente Popular, que este utilizaba para acogotar a las derechas y expulsarlas de la vida pública mientras los delincuentes se retroalimentaban con la impunidad --no en este caso tan evidente-- que le podía proporcionar la coalición, o la que les aseguraban y los envalentonaba. Cuando se quemó la iglesia de los Capuchinos en 1931, quien fue testigo de aquel incendio se reía al recordar la clase de gente que lo había protagonizado, en donde las ideas políticas eran sólo una disculpa para hacer el bestia y lo que les diese la gana, recordando entre risas que en la quema de los Capuchinos los incendiarios soltaban ristras de chorizos por la ventanas antes de poner fuego al inmueble. Para mí que buena parte de esta tropa fue acogida en Falange y milicias a quienes también realizaban determinados trabajos sucios, o podían ser utilizados por su acometividad y espíritu violento en el frente de batalla. La ideología era lo de menos y lo de más la necesidad perentoria que sentían de dar rienda suelta a los instintos primarios.

Mis notas.





viernes, 19 de abril de 2013

Asesinato en la Ciudad Jardín

Me contaba hace tiempo una señora cuyo padre estuvo en un campo de concentración instalado en una playa francesa, que los suyos no pudieron ganar la guerra porque su progenitor le decía que hasta había peleas frecuentes entre correligionarios. Yo diría que no vivían sin dar rienda suelta a los instintos primarios, bien fuese a bofetada limpia, bien tirándose piedras, o en el caso de las mujeres promoviendo peleas entre ellas, que en los años 30 produce verdadera nausea abrir un periódico y comprobar que no había día en que dos mujeres no se peleasen en plena vía pública.

El asesinato de hoy para mí tiene su origen en que los anarquistas no se llevaban bien ni con ellos mismos. A última hora del domingo 5 de julio de 1936, Francisco Suárez Cabana, obrero afiliado al Sindicato de peones y albañiles, de la CNT, se encontraba de guardián en una caseta de las obras que desarrollaba el Ayuntamiento en la Ciudad Jardín. En el edículo había herramientas y unos cuantos cartuchos de dinamita. De repente llamaron a la puerta dos individuos, uno parece que como de 16 o 17 años y otro de unos 40. En cuanto abrió, Francisco Suárez se encontró con los anteriores portando sendas armas cortas de fuego. El de más edad le exigió ¡manos arriba! pero como el obrero titubeó, le agarró el brazo derecho y se lo levantó mientras el más joven hizo un disparo que hirió a Suárez Cabana bajo el ombligo ocasionándole varias perforaciones en el intestino y mesenterio que le provocaron la muerte en la mañana del lunes.

Tengo bastante claro que estamos ante un atentado promovido por el terrorismo anarquista, y esto tanto por el hecho de que al entierro no se sumó la Federación Local Obrera enviando coronas y representantes como ocurrió en el entierro de Luis Amboage, ni publicando la noticia en Solidaridad acusando al fascismo, esquiroles, etc.; también lo tengo bastante claro por los precedentes de robo de dinamita en el parque de Santa Margarita; como también porque cuando se enjuició la conducta de José Miñones, un policía declaró ante el juez militar que este diputado --al que se tenía por enlace con los elementos que mantenían el estado de subversión-- dijo a una persona de la total confianza del policía algo así como que los militares no tenían nada que hacer porque los obreros tenían mucha dinamita; como incluso porque La Vanguardia, que dada la distancia podía sortear con mayor facilidad la censura que ejercía el gobierno del Frente Popular, señala que el hecho según rumor, tenía su origen en un intento de robo de la dinamita que se guardaba en la casilla, sugiriendo a la vez un crimen social.

Al no poder procesarse a nadie, la Audiencia Provincial dictó un auto de sobreseimiento quedando, una vez más, este asesinato como el de los hermanos Freire y Pastora, impune.

Versión de El Ideal Gallego correspondiente al 7 de julio de 1936:

Un guardia del Municipio asesinado a tiros en la Ciudad Jardín

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Se hallaba en el interior de una caseta donde se guardaban herramientas y algunos cartuchos de dinamita

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Dos individuos, que se dieron a la fuga, hirieron gravísimamente de un tiro, en la noche del domingo, al obrero municipal Francisco Suárez Cabana, que se hallaba prestando servicio como guarda en una casilla destinada a guardar las herramientas y algunos cartuchos de dinamita en la Ciudad Jardín. El herido falleció poco después.

A las once menos cuarto de la noche del domingo se hallaba de guardia, en una casilla móvil --de las que se emplean para guardar herramientas-- perteneciente a una obra municipal, en la Ciudad Jardín, el obrero del Municipio Francisco Suárez Cabana, de 38 años, casado, natural de Carral, con cinco hijos menores, que habita en Monte Castillo, casa 1926, cuando llamaron inopinadamente a la puerta de la casilla dos individuos: uno que tendría cerca de 40 años,  y otro, de 16 o 17 aproximadamente.

Al abrir la puerta el guarda, el de más edad le encañonó con una pistola, ordenándole imperiosamente "¡Manos arriba!". El guarda, sorprendido, titubeó un instante y, entonces, aquél le agarró el brazo derecho, que levantó, mientras el joven le disparó un tiro que le hirió gravísimamente en el vientre, con cinco perforaciones de intestino.

Inmediatamente huyeron los asesinos al sentir que se acercaba una pareja de la Guardia Civil que se hallaba de servicio en aquella barriada.

Recogido el herido, fué trasladado al Sanatorio del Socorro y, más tarde, al Hospital, donde le practicó una delicada intervención quirúrgica el doctor señor Rey Grimaldos, auxiliado por el médico de guardia señor López del Castillo, y el practicante don Jesús Guian.

Personado en el Hospital el Juzgado de guardia, compuestos del juez de Instrucción del distrito del Instituto don José Samuel Roberes, el secretario señor Otero Calviño y el oficial don Antonio Garfia, procedió a interrogar al herido, quien, pese a las graves lesiones que sufría, declaró relatando el hecho en la forma mencionada.

UN DETENIDO POR LA GUARDIA CIVIL

La Guardia Civil dio una batida por las inmediaciones del lugar del suceso y detuvo a un individuo, llamado Tomás Longueira Bermúdez. Este fué presentado al herido, quien afirmó que el detenido no era ninguno de los autores del atentado. Longueira Bermúdez quedó, no obstante, detenido a disposición del Juzgado.

El herido declaró que no tenía ningún enemigo personal. Siempre perteneció al Sindicato de peones y albañiles, y estaba muy bien conceptuado.

Su esposa, Carmen Fernández, no sospecha de quiénes pueden ser los autores del vil asesinato.

En la casilla se guardaban algunas herramientas y unos pocos cartuchos de dinamita.

Los obreros municipales de pala y pico acordaron suspender las faenas como protesta del asesinato.

FALLECE EL HERIDO

A las ocho de la mañana de ayer dejó de existir el infeliz obrero.
Hoy, a la una, se practicará la diligencia de autopsia por los médicos señores Villardefrancos y Ponte Ferreiro y el practicante señor Otero.

Versión de El Pueblo Gallego (Vigo), también de 7 de julio de 1936:

Un guardia de la ciudad muerto a tiros por unos desconocidos

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EL HECHO OCURRIÓ A MEDIA NOCHE DEL DOMINGO

La Coruña.-- A las doce de la noche del domingo en la Ciudad Jardín, el guarda de Obras del Ayuntamiento, Francisco Suárez Cabana, de 39 años, fué sorprendido por dos sujetos desconocidos, los cuales empuñando sendas pistolas, le obligaron a levantar las manos, y seguidamente hicieron contra él varios disparos, uno de los cuales le alcanzó en pleno vientre.

Una pareja de la Guardia Civil, que se hallaba a unos cien metros aproximadamente, del lugar del suceso, realizó pesquisas para detener a los autores del crimen, sin conseguirlo, por lo que procedieron a recoger al herido, conduciéndolo, sin pérdida de tiempo, a la Casa de Socorro del Hospital, donde fué sometido a una delicada intervención quirúrgica, pues tenía siete perforaciones de intestino.

En gravísimo estado quedó ocupando una cama del Hospital, donde falleció ayer a las nueve de la mañana.

Los obreros municipales pararon hoy con objeto de asistir al entierro.

Se ignoran los móviles del crimen así como los autores.

La víctima había declarado el sábado último en la Comisaría de Policía, como testigo, con motivo de una denuncia por sustracción de una pequeña cantidad en metálico a un tal Moraleda.

Previa autorización del Juzgado, el cadáver fue trasladado al domicilio de los familiares, en el barrio del Castrillón 2.

Hoy, martes, se practicará la diligencia de autopsia y como decimos se verificará el entierro.

Versión de La Voz de Galicia, asimismo de 7 de julio de 1936:

El suceso del domingo

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UN OBRERO EVENTUAL DEL MUNICIPIO RESULTA MUERTO DE UN BALAZO

El domingo, entre las once y media y doce de la noche, ocurrió un crimen del cual fue víctima el guardián de unas obras inmediatas a la Ciudad Jardín.

Se hallaba de servicio de vigilancia en una caseta, entre los chalets del doctor don Julio Casares y el "Sanatorio del Socorro" del doctor Ponte Ferreiro (D. Francisco), el guardián de las obras municipales que allí se están llevando a cabo, obrero eventual Francisco Suárez Cabana, de 39 años, casado, con cinco hijos, vecino del lugar de Castrillón.

Vigilaba confiado, cuando se le presentaron dos sujetos, que, revólver en mano, le dijeron: --¡Brazos arriba!-- y sin mediar palabra le hicieron unos disparos, cayendo a tierra mal herido.

Los vecinos oyeron los disparos y las voces del herido pidiendo auxilio.

Una pareja de la Guardia civil, que estaba prestando servicio por aquellas inmediaciones, acudió rápidamente al lugar del suceso. Y al enterarse de lo ocurrido dio una batida por aquellos lugares, sin poder encontrar a los autores del hecho.

El doctor don Julio Casares auxilió al herido, y como viera estaba grave por la importancia del balazo que presentaba en el vientre, en un automóvil, acompañado de la pareja de los citados guardias de la Benemérita, se le traslado a la Casa de Socorro del Hospital, donde se le prestaron los auxilios de urgencia.

Tenía un balazo con orificio de entrada, sin salida, en el vientre, debajo del ombligo, que le causó varias perforaciones en el intestino y mesenterio.

Su estado fue calificado de muy grave.

Se le trasladó al quirófano del citado establecimiento, donde se le practicó una difícil operación quirúrgica.

Una vez operado, se le dejó ocupando una cama en el Hospital municipal.

El Juzgado de instrucción se constituyó en el Hospital, tomando declaración al herido.

Parece que éste no conocía a los autores de la agresión.

Manifestó que representaban tener unos veintitantos años de edad.

En el lugar del suceso fueron encontrados dos casquillos de proyectil de distintos calibres y marca.

FALLECIMIENTO DE LA VÍCTIMA

En las primeras horas de la mañana de ayer, lunes, dejaba de existir el infortunado obrero.

A requerimientos de la viuda y demás familia, se permitió a esta por la autoridad judicial llevar el cadáver a su domicilio, desde donde se efectuará su sepelio.

La Guardia civil sigue practicando activas gestiones para dar con el paradero de los dos autores.


O

No se sabe a quien atribuir la agresión al infortunado obrero, quien --grato es decirlo--, gozaba de buena reputación entre sus amistades, y era fiel cumplidor de sus deberes.

Los obreros municipales, compañeros del finado, suspendieron ayer el trabajo, en señal de sentimiento por la muerte de Suárez Cabana.

Por último, os dejo con una imagen que publicó El Ideal Gallego, correspondiente al 8 de julio de 1936, en donde se ve una sola corona, la de los obreros municipales. Nada que ver con los entierros apoyados por la Federación Local Obrera, repletos de coronas.



lunes, 15 de abril de 2013

En la Cubela como en el Oeste


Luis López Castelo, vecino del Martinete, denunció en Comisaría que pasaba a última hora de la tarde del 29 de junio de 1936 por la Cubela y notó que le tiraron una piedra. Al girar la cabeza se encontró con que le seguía Ovidio Ramos Blanco, de 34 años, vecino de la Cubela, que sin mediar palabra le hizo un disparo aunque no lo alcanzó. Parece que el denunciante atribuyó el hecho a que hacía unas tres semanas llamó la atención al Ovidio por haber insultado a su padre.

Ovidio Ramos había denunciado a finales de 1934 que un tal Emilio Carlos Medín lo había amenazado con un arma, cosa que pudo ser cierta pero no pudo probarse. Por otra parte, en la relación de apoderados que nombraron algunos candidatos del Frente Popular para las elecciones del 16 de febrero de 1936 se encuentra a una Laura Ramos Blanco, parece que entre las que formaban parte de la Agrupación femenina republicana de La Coruña. Si Ovidio Ramos era su hermano, podría ser alguien de izquierdas. Dejémoslo como una mera posibilidad que, una vez más, da idea del desquiciamiento en lo que a utilización de armas cortas de fuego en aquella república.

Versión de El Ideal Gallego correspondiente al 1 de julio de 1936:

Denuncia a un individuo que le hizo un disparo de pistola

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Parece que el denunciante había reprochase a su agresor que insultase a su padre

Luis López Castelo, de 37 años, chófer, con domicilio en Martinete, número 37, denunció en la Comisaría de Policía que, al pasar el lunes último, en las últimas horas de la tarde, por el lugar de La Cubela, notó que le habían arrojado una piedra, y al volver la cabeza, se encontró con que le seguía Ovidio Ramos Blanco, de 34 años, vecino de La Cubela, el que, sin mediar palabra alguna, le hizo un disparo con una pistola, que, por fortuna, no le alcanzó.

El agredido echó a correr, siendo perseguido unos metros por el Ovidio, del que consiguió librarse.

El denunciante cree que la agresión obedece a que hacer unas tres semanas, le llamó la atención al Ovidio porque este había insultado al padre de Luis.

Versión de La Voz de Galicia del mismo 1 de julio de 1936:

UNA AGRESIÓN

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El chófer Luis López Castelo de 27 años, vecino del lugar del Martinete, 37, denunció en la Comisaría de Policía que al pasar por la calle de la Cubela, le arrojaron una piedra.

Al volver la cabeza, para saber quien se la había tirado, se encontró con Ovidio Ramos Blanco, de 34 años, vecino de La Cubela, con el que tiene resentimientos anteriores, y sin mediar palabra le hizo un disparo de pistola.

El denunciante se dio a la fuga librándose así de su agresor.


viernes, 12 de abril de 2013

Del Santo Pucherazo y de la existencia o no de democracia

Recuerdo así cosas que los niños y jóvenes cantaban por la calle. Por ejemplo, cuando el Referendum de Autonomía de Galicia se cantaba con música del tango Tomo y obligo:

...El Estatuto no lo queremos
Pueden llevarlo para Petricol
que aquí en Coruña sólo queremos
chamullar todos idioma español...

José García García (@ Pepín el de la Lejía): Relatos de la vida de un socialista coruñés : Apuntes para la historia del Partido Socialista Obrero Español en la ciudad de La Coruña. La Coruña, Secretaría de formación, Agrupación Socialista "José García Iglesias", 1992, p. 12.

El plebiscito estatutario gallego se celebró el domingo 28 de junio de 1936. Ni contaba con el apoyo de las Juventudes Socialistas, ni de los obreros anarquista, ni de prácticamente nadie. En la calle, digo. En los centros oficiales dominados por el Frente Popular el fervor pro-estatutista, o por las nutritivas sinecuras que anunciaban los estatutistas como cebo apetitivo en opinión de Manuel Casás, hicieron que el resultado fuese arrollador. Manuel Casás Fernández, antiguo alcalde, que defendió con total entrega al también alcalde del Frente Popular Alfredo Súarez Ferrín y otros políticos que se sentaron ante un consejo de guerra al comenzar esta, defensor que protestó, que se negó a firmar las sentencias de muerte cuando se las notificaron a sus patrocinados al tiempo de ser puestos en capilla, indica:

¿Y qué decir de la famosa jornada de la votación del Estatuto? Fue la más escandalosa farsa, el más vergonzoso agravio contra la iniciativa del sufragio electoral que se recuerda en Galicia, donde tantas trapacerías de este género se han realizado por las organizaciones caciquiles.

Santiago Daviña Sáinz. Nuestro diario íntimo : Memorias del alcalde Manuel Casás Fernández : Al servicio de La Coruña y de Galicia. La Coruña : Ayuntamiento, 1999. p. 213

No le faltaba razón. Carlos Fernández publicó en La Voz de Galicia de 21 de diciembre de 2005, un desmitificador artículo en el que se dio a conocer al gran público que el plebiscito estatutario gallego fue un fraude electoral escandaloso:

Electores de que consta el censo: 1.343.135 (100%)
2/3 de los anteriores: 895.423 (66,7%)
Electores que votaron: 1.000.963 (74,5%)

Votos favorables: 993.351 (99.23%)
Votos adversos: 6.161 (0,61%)
En blanco: 1.451 (0,001%)

Ya se ve que las cifras, tanto de participación como de sufragios favorables al estatuto son tan abultadas como cómicas. En la Galicia de 1936, con los problemas de comunicación, con la muy escasa implantación del nacionalismo, resulta verdaderamente increíble que votase el 74,5% del censo, y que los votos favorables a la autonomía superasen el 99%

Para aprobar un estatuto la constitución republicana exigía en su art. 12.b) que lo votasen de forma favorable las 2/3 partes del censo electoral, cosa imposible dadas las características del territorio gallego, y del prácticamente nulo interés por el nacionalismo, así que en palabras de Pousa Antelo, se dio un "santo pucherazo". El mismo Carlos Fernández recoge un texto del socialista Jaime Quintanilla Ulla, en el que recuerda que en Ferrol no se abrieron la mayor parte de los colegios, o que algunos que lo hicieron fueron abandonados por los miembros de la mesa antes del mediodía. Si esto sucedía en un lugar como Ferrol ¡qué no ocurriría en la montaña! Quintanilla recuerda que el amaño consistió en vaciar las listas de electores de los censos de cada mesa, en las actas, trabajo en el que intervino personalmente y que llevó a realizar una transcripción de muchas horas de dedicación. A última hora se les avisó que era suficiente consignar en las actas el resultado del escrutinio sin relación de votantes.

El prof. Xusto G. Beramendi justificó el Santo Pucherazo en virtud de una "legitimidad indirecta". Las fuerzas más importantes que controlaban las mesas estaban de acuerdo en apoyar el estatuto, luego existiría una "legitimidad indirecta". No me convence y entiendo que no se sostiene porque la victoria del Frente Popular en Galicia fue consecuencia de un colosal fraude electoral, fraude que no se había producido en las elecciones de noviembre de 1933. Vamos, que en mi opinión, ni legitimidad directa, ni indirecta, ni na: un pucherazo en toda regla que en palabras del mismo Quintanilla fue un fraude electoral de tal magnitud, que ni siquiera lo superó Fraga en su referéndum de los "25 años de paz".

Según Payne, a la altura de mayo de 1936 la democracia electoral había sufrido en España un eclipse total. Esto puede confirmarse a finales de junio con el Santo Pucherazo del plebiscito estatutario gallego ¿Puede considerarse democrático un régimen en donde ha desaparecido la democracia electoral?¿No estamos ante la dictadura del Frente Popular?

Cuando en los colegios e institutos se estudia historia de Galicia, ¿se les da la versión al uso, en el sentido de que Galicia aprobó de forma abrumadora su estatuto y blablabla, o se añade la coletilla en donde se indique que esos votos proceden del mayor fraude electoral conocido en el noroeste peninsular?

El ABC publica detalles interesantes sobre el desarrollo del plebiscito. Según este medio, en La Coruña se calcula que debieron votar de 700 a 800 personas. El censo ascendía a 39.462 votantes y a falta de una mesa que quedaba por escrutar, aparecieron votando sí,  36.311 electores; no, 82; y en blanco 52. Cómico ¿o no? En Cambre no se abrió un solo colegio electoral, y tampoco hubo protestas, sin embargo, en los resultados apareció votando el 93% del censo de un total de cuatro mil y pico votantes; en Betanzos se calcula que votaría un 2% del censo y apareció votando más del 60% ¿Democracia? ¡Por favor...!

Por último, hace poco escuchaba a una gurú que citaba a su santón Castelao. Para dar mayor fuerza a la cita y haciendo ver que este político no se equivocaba, ni mentía, ni manipulaba nunca, decía que Castelao no era cualquier cosa... Los argumentos de autoridad son falacias retóricas, para mí, vaya. Fue lástima que no dijese si también creía que Ramón Suárez Picallo era un pederasta, como sostuvo Castelao. Pero dejando esto al margen, estoy más cerca de quienes consideraban y consideran a Castelao una piltrafa comunista. Lo digo además de por aquel invento de la doma y castración de los gallegos, porque el Sempre en Galiza se me asemeja a un texto en el que se escribieron unas cuantas cucamonas; que leen con veneración religiosa todos sus turiferarios tomándolo en serio --si es que no se lo obligaron a leer en el colegio profesores de diversas asignaturas unidos por el vínculo de profesar una misma o muy similar ideología. Entre esas cucamonas, resulta especialmente cómica aquella en la que se refiere a la pureza del referéndum autonómico, cuando acabamos de ver que fue el mayor fraude electoral que se conoció en Galicia. Lo triste es que en virtud de la propaganda e historias míticas tengamos por alguien ilustre a quien, por lo visto, consideraba que la mentira os hará libres ¿O no?




miércoles, 10 de abril de 2013

Más sobre los tiros en la Barcala (Cambre)

Me queda muy poco para llegar al alzamiento nacional, y me quedan sobre todo asesinatos, que no es plato de buen gusto. Aunque intento tomar distancia a veces es imposible no interiorizar algún episodio, así que para salirme un poco del clímax de barbarie, amplío información sobre un tema que toqué y no resulta tan desagradable.

Ya me ocupé del asalto a la finca de los Sres. de Lamas en la Barcala (Cambre) ocurrido en la noche del 24 al 25 de marzo de 1936. Dudaba si tendría un origen en la delincuencia común, o más bien en el terrorismo anarquista. Repasando el artículo Confederación Regional Galaica de Manuel Fernández Fernández, resulta que el hecho tiene su origen en el desquiciamiento anarquista que prestó oídos a uno de los múltiples bulos que circulaban en aquel "pueblo" de los años 30, y todo apunta a que carecía de fundamento. Me estoy refiriendo a la posible existencia de un depósito de armas en los molinos de la Barcala.

El alzamiento nacional fue un movimiento cívico militar, pero las armas, que se sepa, las aportaron los militares. Por registros, tanto legales como ilegales, no sería. Así de memoria recuerdo el registro que unos pistoleros --entre los que al parecer se encontraban los hermanos de la Lejía-- le hicieron al párroco de Almeiras (Culleredo), o el que se hizo en una finca próxima por orden del alcalde; el que se desarrolló por orden del gobernador en una casa de Salesianos en Liáns (Oleiros); el que se hizo al párroco de Sigrás (Cambre); o el propio 19 de julio el que se realizó en la iglesia de San Pedro de Mezonzo porque en el mitin organizado en la plaza de toros alguien dijo que allí se guardaba un depósito de armas, con lo cual aquel "pueblo" (de primates) se fue a todo correr a esta iglesia asaltándola y quemando la sacristía; incluso recuerdo que el 20 de julio por la mañana se fueron a casa de los Casteleiro en la calle Real porque alguien les dijo que había también armas.

Manuel Fernández Fernández, en el artículo Confederación Regional Galaica de la Gran Enciclopedia Gallega da su versión sobre lo ocurrido en el intento de asalto a los molinos de la Barcala.

Por su parte, el Comité Regional Confederal se enteró de un alijo de armas que se guardaban en el molino de la Barcala, próximo al puente del Burgo, y del que era propietario un abogado del Estado, destacado personaje de la CEDA en La Coruña. Para apropiarse de esas armas se preparó a un grupo de jóvenes libertarios que, bajo el mando de Guillermo López, se trasladaron en un camión a dicho lugar, pero cuando se encontraban cerca del objetivo patinaron las ruedas del camión y el ruido del motor alertó a las personas que vivían allí. Guillermo indicó a los jóvenes la conveniencia de abandonar el camión y recorrer a pie el trayecto que les faltaba. Mas al aproximarse a la cerca que rodeaba el edificio e indicar a sus acompañantes que se situasen en puntos determinados de la misma, comenzaron disparar desde las ventanas del piso y Guillermo, herido en el pecho, ordenó la retirada.
 Por si alguien dudaba que el gobernador civil --fusilado al comenzar la guerra-- declinaba los poderes del Estado en favor de una banda terrorista, Eliseo Fernández da cuenta de la petición hecha a finales de junio por la máxima autoridad civil de la provincia a la Federación Local de la CNT para que le proporcionasen un grupo de unos 50 hombres decididos. Podría recibir noticias relacionadas con un pronunciamiento, pero no creo que nadie considerase razonable y mesurado que ante los avisos que pudieron circular sobre el 23-F, los gobernadores civiles de entonces tomasen contacto con grupos terroristas como ETA o el GRAPO para pedirles hombres con los que defender la democracia, que en la república, por lo que vemos, vimos y veremos en la siguiente anotación, a finales de junio de 1936 había sufrido un eclipse total.


lunes, 8 de abril de 2013

De los hermanos Freire y su asesinato (y V)

Esta imagen que veis fue la que publicó el 1 de julio de 1936 El Ideal Gallego con una parte de las víctimas del atentado, el autobús, los impactos o el conductor.
Parece que fueron cuatro los pistoleros que se apostaron en la entonces avenida de Marzán y hoy de Joaquín Planells. Como se dice que los pistoleros pararon el autobús poco más allá del cruce con la carretera del Birloque, después de la Granja, yo calculo que el hecho debió ocurrir por aquí. El P. Silva Ferreiro no interpreta bien a sus informantes y sitúa el suceso en "la Granja (Laracha)". En realidad el atentado se dio en La Coruña, en la avenida de Joaquín Planells, algo más allá de la Granja Agrícola Experimental, que a ojímetro, debía ocupar una amplia franja que partiendo de la avenida mencionada a la altura de la Casa Cuna, comenzaba tras esta, atravesaba la actual avenida de Alfonso Molina hacia la Biblioteca nodal de La Coruña. 
Ya comenté en la primera anotación, que una señora de provecta edad me dijo que los pistoleros entraron en el autobús diciendo: "quietos todos, que aquí sólo van a morir dos". Me lo dijo en castellano cuando usaba en el resto de la conversación el gallego, lo que podría abonar la posibilidad de que los pistoleros fuesen forasteros. El mismo P. Silva Ferreiro refiere que en este crimen "el pueblo señala como asesinos a los de la lejía, traídos acaso por elementos de la comarca". Mantengo ciertas reservas. Si el "pueblo" de nuestros días ve de forma masiva determinados programas de televisión basura ¿qué criterio podría tener el "pueblo" de los años 30? Manuel Fernández Fernández, anarquista que vivió estos sucesos, firma varios artículos en la Gran Enciclopedia Gallega. En el titulado Anarquismo, pone como ejemplo de acciones subversivas, de la pendiente terrorista por la que se deslizó la Confederación Regional Galaica de la CNT, tanto la bomba en el café Iberia "destrozando las piernas al hijo de un obrero" (murió), como el hecho de haber sido "asaltado un autobús de la línea de Carballo resultando muertas dos personas y varios heridos". Ya vimos que en realidad los muertos fueron tres. Que pudieron tomar parte en el atentado individuos de las Juventudes Socialistas es algo que entra dentro de lo posible, pero ello sería de acuerdo con la CNT, con gentes del Sindicato de profesiones varias de Cabovilaño. Afinar ahora si en el hipotético caso de que interviniesen las JJ SS, fueron los de la Lejía quienes tomaron parte en el hecho directa o indirectamente, me parece que con la información que poseo sería internarme en un terreno que no lleva a ningún sitio. En mi opinión, tanto por lo señalado por Manuel Fernández Fernández, como por la tradición oral que pude recoger en Laracha o Carballo, el asesinato debe atribuirse al Sindicato de profesiones varias de Cabovilaño, que pudo contar como verdugos con elementos foráneos, al igual que según se decía, el atentado al presidente de la Patronal lo perpetró Santiago Galeote, del que comentaban los viejos que los anarquistas coruñeses fueron a buscarlo a Madrid, y en efecto era oriundo de Getafe, aunque tal vez llevase ya algún tiempo trabajando en La Coruña; al igual que ocurría en zona roja durante la guerra de tal forma que la represión en un pueblo la llevaban a cabo vecinos de otros pueblos cercanos y viceversa. En Cabovilaño, más arriba del lugar de Nogán, pueden saber algo, otra cosa es que lo cuenten aunque sería de agradecer, que esto es sólo agua pasada más o menos interesante. La tradición oral en Laracha habla de alguien de ese lugar más arriba de Nogán, que se escondió en el monte al comenzar la guerra porque estaba complicado en el atentado contra los hermanos Freire Caamaño. A saber.

El sumario abierto se declaró terminado sin haber procesado a nadie y la Audiencia Provincial dictó un auto de sobreseimiento quedando el delito impune. Como cualquiera puede suponer, a poco de comenzar la guerra, con las pasiones desatadas, Abeleiras debió ser considerado como lo consideraba la Guardia Civil en 1934, un individuos peligrosísimo para el mantenimiento del orden público, indeseable, y fue fusilado sin formación de causa. Su cadáver apareció por Fonte Loureira el 13 de septiembre de 1936 según P. Blanco Rey (p. 1221) o Lamela (p. 150). Cuenta Blanco Rey que según le refirió un vecino, este se lo encontró de noche cuando volvía de mocear un domingo y ya lo habían bajado al cementerio de Armentón. Este vecino recordó al P. Blanco Rey como otro vecino fue encargado de velar o custodiar el cadáver de Abeleiras, y estaba todo muerto de miedo; que a las pocas horas llegó por allí O tío Pedro de Iglesias, con una pareja de la Guardia Civil, entiendo que para identificar el cadáver. El uso "tío" en pueblos y aldeas gallegas, aplicado a un vecino con el que no se tiene ese parentesco denota afecto, proximidad, o cercanía hacia alguien que se considera buen vecino. Pedro Iglesias era propietario de un aserradero y ya vimos que le pusieron una bomba en su casa, delito que quedó impune. Enterraron a Abeleiras al día siguiente, en el cementerio de Armentón con escaso acompañamiento de público. A falta del sumario en el que se investigó el asesinato de los hermanos Freire, os dejo con las noticias que publica la prensa local de la época y alguna que otra imagen.

Versión de El Ideal Gallego correspondiente al 30 de junio de 1936:

Tres muertos y tres heridos en una agresión a tiros

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Unos desconocidos detuvieron el ómnibus de Laracha y disparan de improviso sobre sus ocupantes

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[Sigue un espacio en blanco correspondiente a un subtítulo eliminado por la censura republicana].
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A las siete de la tarde de ayer ocurrió un suceso en la carretera de Arteijo y en las inmediaciones de la Granja, entre el que resultaron tres personas muertas y otras tres heridas, por agresión que cuatro desconocidos realizaron, utilizando pistolas ametralladoras, contra el autobús de viajeros,  C-.4.934, que conducía José Gómez, vecino de Laracha.

LA AGRESIÓN
Procedente de esta capital, iba dicho vehículo, denominado "El Barquillero", con dirección a Laracha, conduciendo a 23 pasajeros, y al pasar por la bifurcación que la carretera de Arteijo hace con el camino que conduce al Birloque, por cuatro desconocidos se hizo al conductor la señal para que detuviese el autobús.
En la creencia de que se trataba de nuevos pasajeros, el chófer detuvo la marcha y una vez parado el vehículo, los cuatro desconocidos se acercaron a las portezuelas del coche e hicieron varios disparos contra el interior, utilizando para la agresión pistolas ametralladoras.
De quince a veinte fueron los disparos hechos por los cuatro sujetos, y éstos, aprovechando la confusión que produjo lo inesperado del suceso, se dieron a la fuga, internándose por el campo, sin que se les pudiese alcanzar por ninguno de los viajeros del autobús.
FALLECEN TRES DE LOS HERIDOS
A fin de que se les prestase asistencia médica a los viajeros heridos, el autobús retornó a La Coruña y trasladó a los infelices viajeros heridos a la Casa de Socorro de Santa Lucía.

Los médicos de guardia, don Julio Torrado y don Urbano Losada, auxiliados por los practicantes don Luciano Dopico y don Santiago Cabanillas, prestaron la cura de urgencia a los heridos siguientes:

José Varela Cotelo, de 35 años, casado, de Laracha, que presentaba una herida de arma de fuego en la región glútea izquierda, de pronóstico reservado; Benjamín Álvarez Torres, con domicilio en Lañas (Arteijo), dos heridas, una en la región ciliar derecha y otra en el frontal izquierdo (pronóstico reservado), y José Mariño Gómez, soltero de Soutullo, en Laracha, quien presentaba una herida en la cara anterior del hombro derecho, calificándose su estado de pronóstico reservado.

Después de ser asistidos de urgencia, los tres mencionados heridos pasaron al Hospital de Caridad, donde quedaron ocupando sendas camas.

La ciencia no pudo prestar sus auxilios a las otras tres personas que habían resultado heridas en la cobarde agresión, toda vez que ya eran cadáveres cuando el autobús llegó al indicado centro benéfico de Santa Lucía.

Las tres personas muertas se llamaban: José Freire Caamaño y Francisco Freire Caamaño, hermanos ambos, solteros y con domicilio en la parroquia de San Román, en Laracha, y una mujer llamada Pastora, vecina de Laracha, donde habita en unión de un hijo soltero. Esta mujer tenía cuatro hijos más; dos casados en Laracha, uno en Cayón y otro en Buño.

Los cadáveres de los referidos hermanos y el de la mujer fueron trasladados al anfiteatro del Cementerio general, donde quedaron hasta hoy al mediodía, en que se les practicará la diligencia de autopsia.

[Sigue el resto de la columna, unas 34 líneas en blanco, eliminadas por la censura republicana].

Versión de La Voz de Galicia correspondiente al 30 de junio de 1936:

El sangriento suceso de ayer

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Por una venganza detienen un coche de viajeros y a tiros matan a tres

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Hay además varios heridos

A las siete y cuarto aproximadamente de la tarde de ayer ocurrió un trágico e inesperado suceso en la bifurcación de las carreteras del Birloque y Arteijo, a inmediaciones de la Granja Agrícola.

Avanzaba por esa vía con dirección a Laracha el ómnibus de viajeros que realiza de ordinario este servicio. Llevaba como conductor José Gómez Bertoa, de 35 años, natural de Vilaño, en aquel Ayuntamiento.

Iban en el vehículo unos 23 pasajeros.

Más allá de la Granja, varios individuos --como unos tres o cuatro a lo que se colige-- se adelantaron hacia el centro de la carretera e hicieron señas al chófer del auto para que éste se detuviese.

Juzgando Gómez Bertoa que se trataba de unos viajeros que procuraban asiento en el coche, accedió a parar.

Un ayudante de Gómez se apeó y abrió la portezuela para que entrasen los desconocidos. Pero fué entonces cuando se desarrolló la tragedia.

Los tales individuos, por lo menos dos de ellos, empuñando pistolas rompieron súbitamente el fuego contra el interior del automóvil, entre la sorpresa, las voces y el pánico de los inquietos viajeros.

No de otra suerte procedían antaño los bandoleros sin corazón que se echaban al camino y asaltaban las diligencias.

No se sabe cuantos fueron los disparos.

Parece que ocho o diez. Acaso más. Pero como la confusión que se produjo fué todo lo grande que cabe suponer, nadie paró mientes más que en esquivar la intensidad de la granizada de balas, acurrucándose o tumbándose en el fondo del auto.

O

De esta confusión se aprovecharon precisamente los agresores para huir, parece que sin dejar de disparar.

El ayudante del conductor y otro viajero se apearon rápidamente y tuvieron intención de correr tras ellos mientras daban voces pidiendo auxilio. Pero no tenían armas, su situación era de manifiesta inferioridad y tuvieron que optar por volver al coche donde se desarrollaba una patética escena.

El chófer dice que cuando llegaba un poco más allá de la iniciación de las obras del ferrocarril de La Coruña a Zamora vio apostados a los tales sujetos, que él tomó por presuntos viajeros; mas al oír los disparos se agachó, resguardando la cabeza contra el respaldo del asiento.

En el interior del vehículo habían caído al parecer sin vida --y muertos quedaron en efecto, según se vio luego-- tres de los viajeros: José Freire Caamaño, de 32 años, soltero, vecino de San Román, en Laracha; Francisco Freire Caamaño, de 26 años, hermano del anterior, y una anciana mujer de la que sólo se sabe de momento que se llamaba Pastora y era conocida por la viuda de Corral.

Había además tres heridos, Benjamín Álvarez Torres, de 19 años, avecindado en Lañas, que sufre heridas de carácter grave; José Mariño Gómez, de 32 años, soltero, de Laracha, de pronóstico reservado, y José Varela Cotelo, de 35 años, traficante en ganado y casado, también en Laracha.

Los demás viajeros se apearon todos, quedando sólo en el automóvil las víctimas nadando en sangre. Con todo, fuerza fué retornar a la población lo más rápidamente posible y el ómnibus, que tiene el número de matrícula 4.934, dio vuelta hacia el interior, deteniéndose en la Casa de Socorro de Santa Lucía.

O

Si alguna vida conservaron durante el trayecto los hermanos Freire Caamaño y la viuda de Corral, ello es que ya ingresaron muertos en el establecimiento citado.

Los médicos y practicantes de guardia sólo tuvieron que registrar la defunción por heridas de arma de fuego. Y dedicarse a curar a los heridos --de los cuales el joven Álvarez Torres, que es el más grave, pasó en una ambulancia a ocupar una cama en el Hospital civil.

Los cadáveres fueron trasladados anoche mismo al anfiteatro del cementerio, donde hoy se les practicará la autopsia por los médicos forenses a presencia del Juzgado del distrito de la Audiencia, que empezó a entender en el crimen.

O

El chófer declara que no conoce a los individuos que realizaron la agresión ni recuerda que hayan viajado nunca en su coche.

Se supone que el bárbaro ataque iba concretamente dirigido contra los dos hermanos que hallaron la muerte y se dice que se trata de una venganza como resultado de un fallo de los Tribunales recaído en determinado sumario criminal o en un pleito. Este extremo no se puntualizaba bien anoche.

El conductor y los viajeros sólo apuntaban la suposición de ese hondo resentimiento entre las dos víctimas y sus matadores. La infeliz Pastora y lo mismo los heridos, eran en absoluto ajenos a todo ello.

Tal fué en líneas generales el luctuoso suceso de ayer que suscitó unánimes condenaciones. La Guardia civil y la Policía trabajan activamente para lograr detener a los delincuentes. En la Comisaría de Policía se hizo anoche una labor celosa de reconstitución de los hechos.

La Voz de Galicia amplía información el 1 de julio de 1936, incluyendo estas fotografías del autobús, uno de los heridos, y de los hermanos Freire:

EL CRIMEN DE LA CARRETERA DE ARTEIJO

Ayer siguió hablándose mucho de la agresión sangrienta y audaz perpetrada a la luz del día y a presencia, por lo menos, de los veintitantos viajeros que iban en autobús camino de Laracha.

Sin embargo, los agresores lograron desaparecer, como ayer decíamos y no se hizo aún ninguna detención, que sepamos.

Conjurando en torno al bárbaro atentado, a  sus orígenes y consecuencias, se acentuaba entre los comentaristas la creencia de que el triple crimen pudo tener por móvil una represalia o una venganza.

Se recordaba que en la mañana del mismo día del suceso --el lunes-- se había efectuado en la Audiencia territorial la vista de un proceso seguido por homicidio causado por imprudencia temeraria, contra José Freire Caamaño, uno de los dos hermanos que horas después caía muerto a balazos no lejos de la Granja Agrícola, en la nueva carretera de Arteijo, cuando iba en el auto "El Barquillero".

El fiscal había pedido para Caamaño diez meses y un día de prisión menor y diez mil pesetas de indemnización, como autor de la muerte, por imprudencia, de José Mallo Martínez. Hubo además acusador particular.

El hecho ocurrió el día 4 de abril de 1934 en la misma carretera de Arteijo, con ocasión de ir conduciendo en José Freire un automóvil, el cual, al volcar en un viraje efecto de la  mucha velocidad que dicen que llevaba, aprisionó al Mallo, que falleció a consecuencia de las lesiones recibidas.

Estaba Freire en libertad provisional y el lunes tornaba libre a su casa, juntamente con su hermano Francisco --muerto de un tiro también en el citado coche-- y acaso de algunas otras personas que como testigos o como curiosos habían asistido a la vista en la Audiencia.

¿Hállanse o no en lo cierto quienes relacionan ambos sucesos --el prólogo y el epílogo, como si dijéramos-- o nada tiene que ver el uno con el otro y fue la agresión completamente ajena a la sustanciación del proceso? 

El Juzgado, la Guardia civil y la Policía, que siguen actuando celosamente, esclarecerán, sin duda, lo que hay en todo ello.

Sigue la noticia, a la que le arrancaron una parte en el ejemplar que consulté, dando cuenta de haberse realizado la diligencia de autopsia; se indica que el cadáver de Pastora Muñiz Pallas fue trasladado a petición de la familia a su domicilio de Laracha, en donde recibiría sepultura. Dos de los heridos continuaban mejorando en el Hospital de Caridad, mientras el más grave, Benjamín Álvarez Torres, se trasladó al Sanatorio del Pilar en la plaza de Pontevedra en donde fue operado por los médicos Amadeo Rey Grimaldos y José Barbeito Rouco.

También amplía información El Ideal Gallego correspondiente al 1 de julio de 1936:

Sigue gravísimo uno de los heridos de anteanoche

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Ayer les fue practicada la autopsia a los cadáveres de las tres víctimas

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El Juzgado continúa sus pesquisas y parece que existe una pista concreta

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En la mañana de ayer les fue practicada la autopsia, en el anfiteatro del Cementerio, a los cadáveres de los hermanos, José y Francisco Freire Caamaño y el de la mujer, llamada Pastora, víctimas de la brutal agresión ocurrida el lunes último en la carretera de Arteijo.

Esta diligencia, verificada con la asistencia del juez señor Spiegelberg, el secretario señor Urioste y el oficial señor Ceballos, fué practicada por los médicos señores Martínez Arnaud y Villardefrancos y el practicante señor Otero.

UNO DE LOS HERIDOS SIGUE GRAVÍSIMO

Continúan hospitalizados, y, dentro de la gravedad, han experimentado alguna mejoría, José Varela Cotelo y José Mariño Gómez, heridos en el suceso mencionado.

El otro herido, Benjamín Álvarez Torres, que presenta dos lesiones producidas por arma de fuego en la cabeza, fué trasladado a una clínica particular de esta capital, en donde se le practicó una importante operación quirúrgica. Su estado es de suma gravedad.

LA MUJER MUERTA

De las investigaciones practicadas por la autoridad, se han podido practicar los datos correspondientes a la mujer muerta.

Se llamaba Pastora Muñiz Palla, de sesenta y tantos años, y era natural de Torás (Laracha), donde vivía con un hijo, según informamos ayer a nuestros lectores.

LA ACTUACIÓN DEL JUZGADO

En el Juzgado de instrucción que instruye el sumario se guarda absoluta reserva acerca del resultado de las diligencias practicadas.

Por la Guardia civil y la Policía se vienen realizando activas gestiones encaminadas al descubrimiento de los autores del sangriento suceso, pero nada hemos podido averiguar; sin embargo, parece ser que se dispone de una pista que algunos estiman segura.

Ayer se realizó una detención y por el Juzgado han desfilado varios testigos.

Continúa informando El Ideal Gallego correspondiente al 3 de julio de 1936:

Presunto autor del crimen de la Granja, detenido

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Los tres heridos en el suceso continúan mejorando

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Pese a la gran reserva con que lleva sus actuaciones el Juzgado que entiende en el esclarecimiento de la agresión a los ocupantes del ómnibus a Laracha --suceso en el cual hallaron la muerte tres personas-- y resultaron heridas de importancia otras tres--, sabemos que ha sido detenido, e ingresado en la cárcel de La Coruña, un individuo --cuyo nombre no hemos podido averiguar, dado el gran secreto de que rodea el Juzgado toda su labor--, sobre el que recaen sospechas de que pueda ser uno de los cuatro sujetos que consumaron la agresión en las inmediaciones de la Granja.

La Guardia civil y la Policía prosiguen, por su parte, sus investigaciones encaminadas al esclarecimiento total del suceso.

MEJORAN LOS HERIDOS

Continúan en el Hospital municipal los heridos José Varela Cotelo y José Mariño Gómez, que van mejorando de las lesiones sufridas.

También ha experimentado alguna mejoría el otro herido, que lo está de mayor gravedad, Benjamín Álvarez Torres, el cual se encuentra hospitalizado en un sanatorio particular de esta capital.

Por último, La Voz de Galicia correspondiente también al 3 de julio de 1936 ofrece una interesante información procedente de Laracha en la que si bien con algunas imprecisiones, parece que se sugiere entre líneas un problema societario:

El crimen de la carretera de Arteijo

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Desde Laracha nos escriben expresando la impresión que allí produjo la muerte alevosa de los hermanos Freire Caamaño ocurrida en la carretera de Arteijo, lo mismo que la de la anciana Pastora, según es sabido.

Los hermanos Freire eran muy conocidos en toda aquella comarca en la cual se dedicaron hace cierto tiempo, durante una huelga a transportar materiales acopiados en unas fábricas de aserrar maderas. Se recordaba que, además de la muerte por imprudencia temeraria de un vecino de uno de los pueblos de la zona [José Mallo Martínez, vecino de Arteixo], los Freire habían figurado en cierta sangrienta agresión contra Generoso Esmorís [sic, en realidad su hijo, José María Esmorís Esmorís, @ Abeleiras], también en Laracha muy apreciado. Todo ello determinó procesos y enojos a los que vino a poner inesperado final el trágico final del ataque al automóvil.

Quienes fuesen los agresores sigue ignorándose y aún se asegura por quienes rápidamente los vieron, que parecía ser gente forastera. Si fue así, ello complicaría más las cosas, ya bastante confusas y enredadas contra lo que pudo parecer en un principio.

O

El Juzgado de instrucción del distrito de la Audiencia, que lleva con gran reserva sus actuaciones, sigue trabajando incansablemente para ver de lograr el descubrimiento de quiénes son los autores del criminal hecho a que nos referimos.

La Policía y la Guardia civil también trabajan incesantemente para dar con los autores.

Sabemos, por noticias particulares que se llevó a cabo una detención, que parece importante, ingresando en la cárcel un sujeto del que se sospecha.