viernes, 18 de enero de 2013

Contra los poderosos: Tomás Rodríguez Sabio

Por si alguien cree que los casos de la anotación anterior constituyeron un chivo expiatorio para dar imagen, que se fue a por dos individuos de escasa relevancia social, hoy veremos que también le hacían frente a los poderosos cuando consideraban que su actuación desbordaba los límites de lo legal. Tomás Rodríguez Sabio parece que nació en La Coruña en 1901 y falleció de forma prematura en la misma ciudad el 8 julio de 1949. Era hijo de la popular Petra Sabio, la frutera de San Andrés, aquí, mujer que usaba zuecas en el establecimiento, poseía un parque marisquero por el Pasaje y era según me dicen algo brava.

Tomás Rodríguez Sabio, miembro de las Irmandades da Fala (remedo de la Nostra Parla catalana) parece que asistió en 1918 a la Asamblea Nacionalista de Lugo, parodia poco afortunada del catalanismo y que fue en algunos puntos más allá de lo propugnado por las Bases de Manresa (1892). Querían que también Galicia aportase su grano de arena para convertir una gran nación como es España, en un conjunto de naciones minúsculas. De sus 17 a 21 años, Tomás Rodríguez Sabio mantiene relaciones de estrecha amistad con republicanos y nacionalistas como Joaquín Martín Martínez, Luis Peña Novo, Antonio Villar Ponte, Alfredo Somoza Gutiérrez o Ramón Suárez Picallo; y hasta llama a la "liberazón da Nazón Galega". En marzo de 1922 emigra a La Habana de donde podría haber regresado a La Coruña en julio de 1922 siendo representante en Galicia de la Xuntanza Nazonalista Galega da Habana. Precisamente en Nós (Órgano da Xuntanza Nazonalista Galega d Habana, 1921 [recuperable en el portal Galiciana]), pide la INDEPENDENZA, así, en mayúsculas y con todas sus letras. En la capital cubana trabajó como interventor en la sucursal de un banco. Ya en España, en 1925 se casa en La Coruña siendo uno de los padrinos el muy republicano Joaquín Martín Martínez --fusilado al comenzar la guerra--, y se casa con María Sánchez Suárez, mujer que llamaba la atención tanto por su belleza como por su imagen, avanzada para la época, por ejemplo a la hora de teñirse el pelo de azul. En La Coruña se la conocía como la Cubana, si lo era o no, eso no pude precisarlo porque como veremos la tradición oral en lo que afecta a Sabio es en ocasiones bastante burda y e inveraz. Cuando contrae matrimonio la prensa lo llama "industrial" así que algún capital debió hacer en Cuba. En el mismo año 1925 se va a Vigo como administrador del diario El Pueblo Gallego, pero parece que fue a finales de 1926 cuando emigra de nuevo, esta vez para la Argentina. Allí es donde hace su fortuna y de donde el imaginario popular o tal vez la envidia, explica de forma burda el origen de su riqueza. En la República Argentina es gerente de Bodegas y Viñedos 'Giol', de alguna compañía de seguros y de una empresa relacionada con la colonización de la Pampa. Su actividad hizo que retornase a España con un capital que se consideraba fabuloso para la época. El pueblo de aquella sociedad, tan mitificado hoy, lo apostrofó como el Cornudo de Oro, pues decían que su esposa había mantenido relaciones con el propietario de las bodegas, y al fallecer éste, dejó como heredero a Rodríguez Sabio...

Lo cierto es que por motivos que seguramente aparecerían en una carta de Eugenio Montes a Rodríguez Sabio, que estuvo incorporada a la causa que veremos pero de la que Sabio solicitó y obtuvo su desglose --como de otra carta que le dirigió Calvo Sotelo, que quien la pillase :)--, lo cierto, digo, es que Rodríguez Sabio cambió radicalmente su modo de pensar. Debió retornar a España durante el primer semestre de 1935, solicitando el ingreso en Renovación Española --a la que ayudó según algún testimonio con miles de pesetas-- llegando incluso a mantener trato y cartearse con Calvo Sotelo. También ayudó a Falange y al parecer en las varias ocasiones en las que fueron a pedirle ayuda económica antes de la guerra, la prestó siempre. Con ocasión del desfile del 14 de abril de 1936, existiendo rumores relacionados conque el cuartel de la Guardia Civil sería asaltado por los revolucionarios, puso a disposición de la fuerza dos vehículos de su propiedad y se quedó él custodiando el inmueble mientras se desarrollaba el desfile. Al iniciarse el gmn, también prestó ayuda económica para los gastos de automóviles de los primeros días.

Se trata como vemos de alguien completamente identificado con el nuevo régimen, en el que en 1937 fue nombrado presidente del Consejo de administración de La Primera Coruñesa, la popular Fábrica de Telares, (ocupa su lugar la Torre de los Maestros o Torre Dorada, aquí) que surtió de tejidos al Ejército durante la contienda. Entre las muy diversas empresas financieras y mercantiles que emprendió Sabio, quiso elevar un 5º, 6º y al final un 7º piso a esa casa que fue de galerías. Las discrepancias que en 1937 tuvo con el Ayuntamiento, que en un primer momento le concedió licencia y luego se la denegó, lo llevaron a que redactase una instancia en forma de carta al entonces alcalde, Hernán Martín-Barbadillo, que por su contenido algo apasionado o franco se consideró injuriosa, enviándose a la Fiscalía de la Audiencia que a su vez la remitió al Juzgado correspondiente para que incoase el consabido sumario. Por fortuna la causa fue sobreseída, y el hecho se declaró falta, de cuyo conocimiento entendió en el juicio verbal de faltas correspondiente un juzgado municipal. Como la documentación generada en los juzgados municipales se expurgó, no sabemos si salió absuelto o se le impuso algún arresto, reprensión pública o multa, pero en cualquier caso ya vemos que los alzados no se paraban en barras a la hora de perseguir a uno de los suyos si consideraban que no cumplía con la Ley, por muy poderoso que fuese. Pudo haber influido algún comentario despectivo hacia dos funcionarios municipales: el exgobernador azañista de Pontevedra, Ángel del Castillo, archivero-bibliotecario municipal, que había sido más bien casarista, muy querido en la ciudad; o tal vez alguna afirmación poco considerada con el letrado asesor municipal, José Martínez Pereiro, antiguo director de El Ideal Gallego, de la Editorial Católica, cuyos hijos parece que eran de las Juventudes Católicas y que también era un incondicional del régimen toda vez que la corporación del Frente Popular lo había depurado, separándolo del servicio.

Mis notas.


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