martes, 6 de diciembre de 2011

Ser falangista antes de la guerra


Ya comenté en varias anotaciones que falangistas y esquiroles --contra lo que repiten de forma machacona y sobre todo contundente los señores de la memoria histórica-- constituían minorías perseguidas y maltratadas antes de la guerra, en especial a partir del 16 de febrero de 1936. De ello hay múltiples ejemplos y recordaréis el caso del agente de Tabacalera que intentó detener a un contrabandista. Éste lo increpó llamándole fascista, con lo cual el público se echó sobre el agente, que salió ileso gracias a haberse refugiado en un establecimiento y a la intervención de unos soldados.

El 30 de abril de 1936 la Policía practicó un registro gubernativo en las casas 5 y 7 de la calle de San Juan. En la 5 se encuentra hoy instalada la farmacia y un locutorio; y en la 7, O Alfaiate y El Huevito. Al parecer, el gobernador civil había recibido una confidencia en la que se le indicaba que en un piso desalquilado de la casa número 7 de San Juan se estaba desarrollando una reunión fascista, clandestina. No perdió el tiempo, sin comprobar con rigor la verosimilitud de lo denunciado destinó al lugar a varios policías auxiliados por fuerzas de asalto para que registrasen el piso. El resultado fue negativo pese a haberse ampliado esta operación a todas las viviendas de ambos edificios.

A los pocos días, el 6 de mayo de 1936, se presentó por una tienda de la misma calle de San Juan un individuo que dijo ser policía. Preguntó a la tendera si le habían hecho un registro al vecino de la casa nº 7, 1º derecha de la misma calle. Al contestar de forma afirmativa, repuso el supuesto policía que ese vecino era muy malo por sus ideas, que era fascista, y que corrían peligro los vecinos por culpa de este hombre.

El vecino aludido era Manuel Castro Fernández, de 50 años, emigrante retornado y que se dedicaba al comercio. El supuesto policía, que resultó ser de pega, era su hermano Marcial, de 32 años, maestro nacional... Ambos hermanos se hallaban enemistados por cuestiones de intereses y según el primero, su hermano Marcial estaba tras la denuncia que dio origen al registro y era quien intentaba crear un ambiente hostil hacia él haciéndose pasar por policía y atribuyéndole una filiación fascista. El mismo día en que Marcial realiza el comentario a la tendera, Manuel acude a Comisaría aterrorizado porque se le imputaba ser fascista cuando él, tanto en el extranjero como en España, nunca había militado en ningún tipo de organización política, cosa que parece cierta porque no se encuentra en las listas de militantes de diversas organizaciones que pude consultar. El hecho de que Marcial intentase atribuirle un carácter fascista parece aterrorizarlo porque:

...puede dar lugar, de persistir en la propaganda que hace en contra suya, a que se produzca alguna alteración del orden o sea asaltado el hogar del compareciente, se le ocasionen daños en el ajuar o le incendien su hacienda, pues que, como deja dicho, el 30 de abril fueron a registrar su casa y se congregó bastante público en actitud hostil por haber creído en efecto que era fascista...

No tenían estas preocupaciones los de izquierdas, que todavía no me encontré en este período de agitación, de quemas de iglesias, de incautación, asalto o allanamiento de rectorales, de asaltos a centros de derechas, etcétera, no encontré, digo, un solo caso en el que los registros gubernativos fuesen dirigidos contra algún izquierdista, masón o sindicalista. Y ya sabemos que según el propio gobernador civil, los registros habían tenido bastante extensión. Si un señor que no era falangista, ni miembro de Renovación Española, ni de la CEDA, ni de un sindicato libre --que según para quienes, todos los anteriores eran fascistas-- se encuentra aterrorizado por imputársele una filiación fascista ¿os imagináis la presión a la que pudieron estar sometidos aquellos falangistas y sus familias, encarcelados por orden gubernativa, registrados sus domicilios con amplio aparato de fuerza pública en la calle para que se les pudiese señalar, vistos de forma hostil, en un ambiente de opresión, etc? Llegó la guerra, y cuando el león rompe su jaula, cuando se llega a una situación de guerra en la que se abandonan los procedimientos empleados en tiempo de paz, como dice el viejo aforismo: en la guerra, como en la guerra.

Mis notas.



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