miércoles, 19 de enero de 2011

Asalto en Vigo a la sede de Falange


Aunque yo no suelo traspasar los límites de Umbilicus mundi, me ocupo de este hecho porque en él aparece el primer Caído de la Falange en Galicia. A su entierro asistió Juan Canalejo y otros dirigentes de la organización umbiliqueña, y es de suponer que esta muerte influiría y llenaría de indignación a los falangistas gallegos, que seguían recibiendo bofetadas. Por cierto, para los que hablan del apoyo económico que tenía Falange Española, ahí os dejo una foto de la casucha en la que estaba instalada su sede; y en una ciudad industrial como Vigo, ellos aún se alumbraban a la luz de una vela. El dinero y los apoyos les llegaron tras las elecciones de febrero cuando la gente se agarró a un clavo ardiente y fue un clamor nacional (el mismo del que se olvidan los de la memoria histórica) que la situación no podía continuar, que así no se podía vivir.

A finales de 1935, parece que las Juventudes Libertarias de Vigo se plantearon entrar en el local de Falange Española en la actual calle de Alfonso XIII, entonces general Riego, para obtener documentos sobre sus actividades. Por esas fechas, al parecer también, el sindicalista de Vigo Dalmacio Bragado, según Antón Briallos (en alguna fecha creo que se confunde, y alude a hechos posteriores o anteriores como si fuesen contemporáneos porque creo también que en febrero no hubo campaña alguna en el parlamento, disuelto, sobre ilegalizar la Falange), digo que al parecer Dalmacio Bragado, anarquista, escribió un artículo en el que señalaba que "a los fascistas hay que eliminarlos en sus covachas". El libertario Luis Quintas lo tomó al pie de la letra y organizó un ataque a la sede de Falange en Vigo con el propósito de hacerse con las supuestas armas y quemar el local. Como no podía ser menos, recibió una confidencia advirtiéndole que los falangistas iban a por ellos, y como tampoco podía ser menos, planifica el ataque al margen de la organización...

Según la versión más aproximada para El Pueblo Gallego, el día 7 (sic) de febrero de 1936, sobre las nueve y media de la noche, once falangistas, todos muchachos jóvenes, estaban reunidos en el local de Falange con la sola luz de una vela. De repente, notaron un gran estrépito en las escaleras cercanas a la sede y cuando quisieron reaccionar les habían derribado la puerta y tenían a los asaltantes encañonándolos con sendas pistolas. Los obligaron a levantar las manos y ponerse de frente a la pared. Uno de los falangistas, Mondina, fue acercándose a Luis Quintas y cuando estuvo lo cerca que debía le echó las manos y forcejeó para hacerse con la pistola. A la vez, Luis Quintas decía: "¡A este el primero!". De inmediato, sea de forma accidental o provocada, se apagó la vela, y comenzaron a sonar disparos. Los falangistas, se tiraron al suelo, motivo por el que los balazos les alcanzaron de medio cuerpo para abajo y no perecieron todos, en opinión de El Pueblo Gallego.

Algunos falangistas pudieron huir del local, y tras ellos salieron los asaltantes hacia García Barbón, disparando a la vez al creer que los perseguían. En este momento el guardia de Asalto José Fariñas se encontró con los libertarios y fue herido por Luis Quintas, pero el de Asalto también le disparó atravesándole un pulmón, y parece que también hizo fuego contra Robustiano Figueira Villar, que falleció. Un muerto y un herido por el bando libertario.

Por el bando falangista Luis Collazo, muerto, Primer caído gallego; y heridos, Arturo Domínguez Suárez, Enrique Cameselle y Constantino Cea Vilariño. Menos mal que los falangistas estaban desarmados, porque en opinión también de El Pueblo Gallego, de tener armas allí se hubiese producido una batalla espantosa. Otros medios también dan a entender que los falangistas estaban desarmados, o que todos los disparos fueron hechos por los libertarios. En la entrada del local se encontraron dos recipientes conteniendo líquidos inflamables, con los que se supone que los asaltantes pretendían incendiar la sede. La efervescencia generada hizo que las fuerzas de Seguridad patrullasen las calles con tercerolas.

Comentaba en otra anotación que para el P. Silva Ferreiro, las Juventudes Socialistas Unificadas de Umbilicus mundi buscaban sus prosélitos entre los vagos y sin trabajo, o entre los estudiantes sin libros. Esto parece una exageración, pero yo creo que no lo es tanto. Ya lo vimos en el caso de Emilio Veira, con 30 años de antecedentes delictivos en 1970, y lo atisbamos ahora con los jóvenes libertarios de Vigo, al menos para el delegado gubernativo, que publicó una nota en la que entre otras cosas, decía:

Sépanlo también, los que huyendo del trabajo honrado y dignificador han creído mejor y más conveniente habituarse al desorden, al crimen y a la vagancia, "academia" esta última próxima a extinguirse de cuajo. Y... "Deus super omnia".


martes, 18 de enero de 2011

Socialistas arrancando carteles electorales


Durante la campaña electoral para las elecciones de febrero de 1936, una de las prácticas más o menos comunes entre la izquierda consistía en arrancar carteles electorales. De estos gestos de bravuconería tampoco estuvo exenta la derecha, pero en lo que yo rastreé, es excepcional.

En Umbilicus mundi participábamos de estas golferías tan democráticas que desarrollan los socialistas, es de suponer que sus juventudes. Entre los que se dedicaban a arrancar carteles se cita a un "Pepiño" y yo apostaría por Pepín, uno de los hermanos de la Lejía. Será cuestión de confirmarlo en algún otro medio, porque si sólo los vieron escaparse y no los detuvieron tampoco van a constar antecedentes por este acto de afirmación democrática, como de hecho no constan en el caso de Pepín, lo que no significa que él no fuese uno de los que tomaron parte en estos hechos. Poco a poco.

Se lee El Pueblo Gallego de 5 de febrero de 1936:

"Cosas" de política

La Coruña.- Los guardias de Asalto se incautaron de una escalera con la que un grupo que se dio a la fuga al verlos se dedicaba a arrancar los carteles de propaganda de las elecciones que había fijado en los muros y fachadas Acción Popular, y entre los cuales individuos hay uno conocido como "Pepiño" y algunos conocidos socialistas.

Si alguien conoce en Umbilicus mundi actos de violencia de Falange o de los de derechas a las izquierdas, que avise, que yo no los encuentro en la prensa. Por ahora, la puñalada, el asalto de la sede y las bofetadas se las llevan los falangistas, o los de Acción Popular en el caso de la noticia. Pronto veremos que los falangistas no estaban dispuestos a que les hiciesen tragar ricino de forma indefinida.



sábado, 15 de enero de 2011

Nueva agresión a un falangista


El 28 de enero de 1936 se produce una nueva agresión a un falangista, por parte de las juventudes socialistas.

Recordaréis que el vendedor de periódicos de Falange, Avelino Méndez Núñez, de 22 años, fue metido a puñetazos en el escaparate del bazar El Capricho de la calle Real, tras el mitin de la JAP de 12 de enero de 1936. El agresor, de filiación socialista, según El Pueblo Gallego, se llamaba Constantino Abelenda Catoira. Transcurridas menos de tres semanas, el día 28, de nuevo Avelino está voceando el Arriba en la calle Real. Pasan por su lado Manuel Abelenda Catoira (que puede ser el mismo que se cita como Constantino) y Enrique de Miguel Moscoso, más conocido por el Cristo de Vioño, o el Tuerto, y le ponen al bueno de Avelino Méndez Núñez un ojo a la funerala, además de arrebatarle y romperle los periódicos que llevaba.

Dice El Pueblo Gallego de 29 de enero de 1936:

AGRESIÓN Y ESCÁNDALO POR VENDER UN PERIÓDICO FASCISTA

La Coruña.- Al pasar por la calle del Capitán Galan [calle Real] vendiendo el periódico titulado "Arriba", de tendencia fascista, Avelino Méndez Núñez fue agredido por Enrique Miguel Moscoso, de 27 años, y Manuel Abelenda Catoira, de 26.

Estos golepearon a aquel y le rompieron los ejemplares que llevaba, causándole una contusión en un ojo.


Enrique y Manuel fueron denunciados a la autoridad judicial, a cuya disposición quedaron detenidos.


Con motivo de este incidente se produjo un buen escándalo en la citada calle.


Versión de La Voz de Galicia, también de 29 de enero de 1936:

UNA AGRESIÓN

Al pasar ayer por la calle Real pregonando el periódico "Arriba", el vendedor Avelino Méndez Núñez, fue agredido por dos transeúntes, que le arrebataron los ejemplares que llevaba. Resultó aquel con una contusión en un ojo. El hecho fue denunciado al Juzgado correspondiente, donde pasaron los detenidos. Con ocasión del incidente, se produjo en dicha calle el consiguiente escándalo.

Lo que debe cuidarse es que haya prudencia y mesura en los pregones, porque sobre que no pueden permitirse agravios, ya es sabido que lo único que se autoriza es vocear el título de cada publicación.





Crónica: ACHGr, AHP-Gr

El Boletín Oficial de las Cortes Generales: Congreso de los Diputados (Serie D) correspondiente a ayer publica esta respuesta a Blanca Fernández-Cápel Baños, del Grupo Popular, que se interesaba por lo que no se va a invertir de los presupuestado en 2010, en los proyectos para el AChGr y AHP-Gr:

En relación con la afección a la provincia de Granada del Plan de Acción Inmediata aprobado por el Consejo de Ministros de 29 de enero de 2010, y en lo que se refiere a los proyectos del Ministerio de Cultura solicitados, se señala que no se ha previsto ningún recorte sobre el crédito inicial del Archivo Histórico Provincial, Archivo de la Real Chancillería, Museo Arqueológico, Cartuja, Monasterio de San Jerónimo, Alcazaba de Loja, Puerta de la Granada de la Alhambra, Silla del Moro y Catedral de Guadix. El importe final disponible para la Biblioteca Pública del Estado asciende a 215.000 €, y para la restauración de muros de las Huertas de la Alhambra a 71.000 €.

Madrid, 1 de diciembre de 2010.—El Secretario de Estado de Asuntos Constitucionales y Parlamentarios.

jueves, 13 de enero de 2011

Huelga de estudiantes antimarxistas y monárquicos


Al charlar con quien participó en esta huelga sobre las que realizan los estudiantes, me miraba por el rabillo del ojo y me decía algo así como que no le contase milongas con las huelgas de estudiantes, que él las había hecho en sus años mozos, y lo de menos era lo que se reivindicaba, y lo de más, tener un día sin clase. El 23 de enero de 1936 los estudiantes de derechas del Instituto, de la Normal y de la escuela de Comercio (Escuela de altos estudios mercantiles, dicho en fino), se pusieron en huelga. Parece que no fue completa, pero al día siguiente, viernes, se suspendieron las clases por lo que pudiera suceder y con el asueto del fin de semana, el lunes se reanudaron las actividades docentes. En esta huelga, de forma sorpresiva aparecen elementos socialistas o comunistas, que nada tienen que ver con los estudiantes.

Según el P. Silva Ferreiro las "Juventudes Socialistas y comunistas que formaron, bajo el nombre de "Juventudes Unificadas", rancho aparte del elemento obrero, buscando sus prosélitos en el mundo de los vagos y sin trabajo y los estudiantes sin libros (...)". ¿Exageración? Es posible, pero desde luego algo razón no le faltaba. Lo vemos con un ejemplo que puedo documentar.

De acuerdo con el ABC de 24 de enero de 1936:

Coruña 23, 2 tarde- Los estudiantes del Instituto, de la Normal y de la escuela de Comercio se han declarado en huelga por solidaridad con sus compañeros de otras capitales y poblaciones de España.

Amplía información El Pueblo Gallego, también de 24 de enero de 1936:

HUELGAS ESTUDIANTILES

La Coruña.- Ha llegado a la Coruña el chispazo de las huelgas estudiantiles iniciadas en Madrid.

Ayer por la mañana dejaron de ir a clase los alumnos de las escuelas de Altos Estudios Mercantiles y en la Normal de maestras y maestros.


En el primero de los citados centros docentes estalló un petardo de alarma, que como tal no tuvo consecuencias; la Normal fue apedreada, cayendo una de las piedras dentro de un aula, sin que afortunadamente hubiera que registrar desgracias.


Los de Asalto se encargaron de disolver los grupos estacionados frente dichos centros sin necesidad de usar la violencia.


A inmediaciones del Instituto de Segunda Enseñanza fue detenido un muchacho de 14 años, llamado Emilio Veiras Astray, que llevaba puesta una camisa roja que pretendía utilizar como bandera.


El detenido nada tiene que ver con los estudiantes pues se trata de un aprendiz de mecánico pero se aprovechó de la confusión de la huelga para hacer propaganda comunista.


También pretendieron mezclarse en el alboroto otros individuos extraños a la clase estudiantil, pero fueron disueltos sus grupos (...)".


Al día siguiente, se repite la huelga y las colisiones. Dice La Vanguardia el 25 de enero:

Se reproducen los incidentes escolares

La Coruña, 24.- Hoy, se reprodujeron los incidentes estudiantiles en el Instituto y en la Escuela de Comercio, repartiéndose numerosos golpes y bofetadas entre escolares de distinta tendencia política. Hubo también rotura de cristales y pedrea. Los guardias de asalto amenazaron con dar una carga, pero los estudiantes los recibieron con grandes ovaciones y vivas. El director del Instituto suspendió las clases y ordenó cerrar dicho centro. Los estudiantes se trasladaron luego a la Escuela de Comercio, donde también fueron rotos varios cristales y derribadas las puertas. También aquí hubo choques entre los escolares, con bofetadas y palos. En estos sucesos se mezclaron algunos elementos revolucionarios, dos de los cuales fueron detenidos por los guardias de Asalto.

En El Pueblo Gallego se menciona a Emilio Veira Astray con una camisa roja que pretendía usar como bandera. Según La Libertad trataba de enarbolar una bandera comunista y era ajeno al ámbito estudiantil. Fue detenido, y no sería la primera vez. Leo en La Vanguardia de 24 de junio de 1970, que Emilio Veiras Astray a sus 48 años, acumulaba más de 30 de actividades delictivas. En esta ocasión se fingía inspector de industria.

En la foto, la escuela de Comercio estaba en donde hoy el registro municipal [antes de noviembre de 1932. Ver corrección de 22 de mayo de 2011], entrando por el último arco de la derecha. La Normal estaba instalada también provisionalmente en un edificio al que se accede por el último arco que se ve a la izquierda.

En esa escuela de Comercio era catedrático Gerardo Abad Conde, vocal del Tribunal de Garantías y ministro de Marina. El mismo que hizo esta u otras huelgas, me contó que D. Gerardo era todo un caballero. Si tenían clase con él a las 11 y no estaba él junto al aula a las once menos cinco, algo extraño pasaba. Se dirigían entonces los estudiantes al arco de la plaza que permite ver las calles del Riego de Agua y Real. Veían entonces a Abad Conde caminando a paso apurado. Pero ocurría en ocasiones que el reloj del Ayuntamiento daba la hora. Se paraba entonces, sacaba de su bolsillo el reloj, lo manipulaba como para ponerlo en hora, y se daba la vuelta. Él, o llegaba en punto a un lugar, o si iba a llegar tarde se volvía por donde había venido.

Una vez que estalla el 18 de julio, pese a ser un ferviente republicano y masón, fue detenido por los leales e ingresado en la madrileña prisión de Porlier. Según supe por tradición oral lo fusilaron sin formación de causa en su propia celda porque se negó a realizar la limpieza de la misma, labor de la que estaba exento por su fuero de abogado.


CORRECCIÓN (22/05/2011)

Menos mal que lo que os cuento en este blog no está certificado y lo puedo corregir sin mayores problemas porque yo, desde luego no me lo sé todo, a veces como en el caso que nos ocupa me fío de la tradición oral, y me equivoco.

Hace ya varios meses que varios indicios me decían que la Escuela de Comercio y la Normal habían variado de ubicación durante la II República y que por lo tanto, la huelga e incidentes a que aludo no sucedieron en la plaza de María Pita. Un autor local, González Catoyra (p. 148) señala que la escuela de Comercio estuvo instalada en los bajos del Palacio Municipal "hasta bien entrada la segunda República". Hoy me he puesto a hacer una búsqueda y resulta que tanto la Escuela de Comercio como la Normal se instalaron en el edificio que habían ocupado los Maristas con frentes a las calles de Betanzos, Francisco Mariño y Teresa Herrera. Debieron instalarse allí ambas escuelas, de acuerdo con lo que aparece en La Vanguardia, en noviembre de 1932:

La Coruña, 3.

Se procede estos días a instalar en el edificio que los Maristas poseían en la calle de Francisco Mariño, la Escuela Normal de Maestras, y la Escuela de Altos Estudios Mercantiles. A mediados de mes se iniciarán en el nuevo edificio las clases de dichos centros.

sábado, 8 de enero de 2011

Mitin de Renovación Española: tratan de incendiar y asaltan el local de Falange


Una semana después del mitin de la JAP, el domingo 19 de enero de 1936 se celebra el mitin de Renovación Española. De nuevo, son las izquierdas las que pretenden reventar el acto, y de nuevo las izquierdas intentan incendiar y al final asaltan el local de Falange Española.

Sobre estos incidentes, se lee en El Sol el 21 de enero de 1936:

Desde el patio de butacas un muchacho dio un “¡Viva la República!”, y fue apaleado por los concurrentes. Medio magullado se le sacó por una puerta excusada. Mientras tanto, en los alrededores del teatro se concentraron grupos de jóvenes en actitud provocadora.

Costó gran trabajo a la fuerza pública evitar que los grupos fascistas chocaran con otros de contraria ideología.

Al salir del teatro los oradores se produjo una ligera colisión y se oyeron varios disparos, sin consecuencias. Los guardias de asalto lograron despejar simulando algunas cargas.

Amplía información El Siglo Futuro sobre el asalto e intento de incendio del local de Falange:

Después del mitin y cuando ya la gente había salido del Teatro, se produjeron algunos incidentes y colisiones entre fascistas y socialistas, provocadas por estos, a los cuales había sentado muy mal el éxito enorme del acto.

Antes del mitin habían dejado en la puerta del local de los fascistas, y con ánimo de prenderle fuego, un bidón de 25 litros de gasolina con mecha sin encender, pero fue retirado a tiempo. Más tarde, aprovechando que no había más que tres socios en el local, una turba de revoltosos lo asaltó y destrozó el mobiliario. Al enterarse algunos elementos se dirigieron al local, y en el trayecto fueron perseguidos por los revoltosos, los cuales tiraron piedras e hicieron varios disparos, a los cuales contestó el jefe de los fascistas, sin que hubiese heridos por parte alguna. Sin embargo, fueron detenidos los elementos fascistas, que habían sido molestados.

El jefe de los falangistas podría ser perfectamente Juan Canalejo, jefe de Primera Línea. Éste ha sido demonizado hasta la nausea, llegándose incluso a manifestar en sede parlamentaria que era un asesino, por supuesto sin dar un solo nombre, entre otras cosas porque Juan Canalejo, que se sepa, no mató a nadie. Era falangista, de Primera Línea, es decir, los que desarrollaban sus actividades en la calle: repartiendo hojas lícitas o clandestinas; pegando carteles; se podían subir a un local e izar la bandera de Falange, o proteger a los vendedores de Arriba produciéndose colisiones con los socialistas, pero que se sepa Juan Canalejo no mató a nadie, sino que en la primera de las sacas que se hicieron de la Cárcel Modelo de Madrid, fue fusilado sin formación de causa el 6 de noviembre de 1936 en Paracuellos del Jarama, y en la fosa común en la que le echaron tierra, sigue.

Los falangistas se pueden parangonar en mi opinión a los esquiroles. Constituían una minoría perseguida, e iban armados, en ocasiones con licencia de armas, pero es de suponer que en otras, no. Por ejemplo, unos meses más tarde, a finales de abril, La Vanguardia publica una noticia que da idea de la persecución a la que podían estar sometidos los falangistas:

La Coruña, 24.- Anoche, un agente de la Tabacalera pretendió detener a un individuo que llevaba tabaco de contrabando. Para evitar su detención, el contrabandista empezó a dar gritos llamando fascista al agente. El público se abalanzó sobre éste, quien se refugió en un establecimiento. Gracias a la intervención de unos soldados se evitó ocurriera algo grave.

Es evidente que si admitimos que Juan Canalejo fue el jefe de los fascistas que repelió las agresiones, producidas al parecer con piedras y disparos, si no acertó y no hirió a nadie fue porque no quiso. Era un teniente de Intendencia retirado con la ley Azaña, así que puntería y licencia de armas, se le suponen. Los falangistas se defendían disparando al aire para evitar a sus acosadores. Ya los veremos cuando sea Falange quien tome la iniciativa en lo que a violencia se refiere, que tampoco eran modelo de ese franciscanismo del que los acusó no recuerdo que diario, porque no paraban de recibir bofetadas, y siempre salían perdiendo.

Repito imagen. En ella podéis ver cómo quedó tras un bombazo el kiosco de venta de pan que poseía el patrono Juan Canalejo en la calle de San Andrés... en 1932 (sic) ¿Quién comenzó con la violencia? ¿Se conocen en Umbilicus mundi asaltos, incendios de sedes de izquierdas por parte de los falangistas, o boicots de mítines de izquierdas? Autorrespuesta: no.




viernes, 7 de enero de 2011

El asalto a la casa de Molina


Me comentaba hace poco un pariente que en estas cuestiones de memoria histórica él celebraba mucho la victoria de los nacionales, porque en otro caso a él y toda su familia la habrían cepillado. Al comenzar la guerra, en Ponteareas, quisieron asaltar su casa. Tuvieron que defenderla con sólo tres escopetas, él con 13 años, su hermana pequeña, otro hermano y tres jornaleros. Llamaron al cuartel de la Guardia Civil, que lindaba con la finca por la parte alta de la parcela, y les contestaron que estaban acuartelados e intentasen ellos defenderse por sus propios medios. En caso de que se viesen muy apurados, que disparasen tres veces en primer lugar, y luego tres, dos y un disparo, con lo que tratarían de ayudarles. Para evitar el asalto y dar la sensación de que había más defensores en la casa, abrieron todas las ventanas, e iban sacando las escopetas por ellas. En un momento determinado alguien intentó saltar la muralla, pero por lo que fuere desistió de su propósito. Ya lo tenían en el punto de mira los defensores, y le hubiesen disparado de llegar al interior de la finca. Los asaltantes se dispersaron y al poco pasó la columna del Ejército al mando del comandante Felipe Sánchez, procedente de Vigo, al que unos cinco escopeteros trataron de cortar el paso poniéndose frente a la columna en la calle principal de Ponteareas. Las tropas hicieron fuego y los abatieron.

Me decía también este pariente que ahora se dialoga, pero durante la II República lo común era que se pensase en que el oponente político era un enemigo, de ahí el refrán que decía algo como que el enemigo bueno es el que está muerto. De hecho, durante su estancia de posguerra en Cuenca, recuerda que allí los leales mataron, entre otros muchos, a todos los curas y monjas. No dejaron ni uno.

Como este asalto debieron ocurrir muchos otros, por ejemplo el producido en la casa de Arturo Molina Rodríguez, el comandante Molina, retirado por la ley Azaña que se dedicó al negocio de la construcción. Era pariente del popular alcalde umbiliqueño, Alfonso Molina Brandao. Os dejo una imagen en la que la casa se encuentra tras el motel. Este asalto, como tantos y como la violencia de izquierdas durante la II República, es a día de hoy silenciado por los turiferarios de la media memoria, y así creo que no es muy conocido como no sea por los vecinos de Iñás (Oleiros), pero en su época fue célebre. De lo ocurrido se conoce la versión que proporciona el P. Silva Ferreiro, en donde interviene el albañil Francisco Candamio. Cuando este hombre fue identificado por los primates del (funesto) F. P. como uno de los defensores, lo sacaron de su casa de Sada con intención de rociarlo con gasolina y prenderle fuego en la plaza. Intervino para salvarle la vida el médico del pueblo, José Pubul, destacada figura frentepopulista en Sada, pero sensato. Este salvamento, dio pie a que Candamio mostrase su gratitud, y en dos ocasiones Pubul fue sacado de la detención en la que se le había constituido, como consecuencia de las peticiones de Candamio y la intervención del comandante Molina.

Os adjunto la versión del asalto a la casa del comandante Molina que incluye El Ideal Gallego de 25 de julio de 1936:

Cuatrocientos hombres sitian en Iñás a una familia

Esta se defendió a tiros y hubo de abrirse paso entre los revoltosos

En Iñás cometieron las hordas rojas un hecho vandálico contra el comandante de Infantería don Arturo Molina Rodríguez, que se encontraba veraneando en una finca de su propiedad enclavada en aquel lugar.

El domingo
[19 de julio de 1936] observó el señor Molina cierto movimiento de camiones y tuvo referencias de que se cacheaba a todas las personas que transitaban en automóviles por la carretera [N-VI, muy cercana a la finca], quitándoles las armas que llevaban encima. El lunes pasaron muchos camiones con gente que señalaba la casa del señor Molina al transitar por delante de ella. En la mañana del martes [21 de julio de 1936] tuvo sospechas de que iba a ser atacado, y procedió a preparar la defensa, poniendo sacos terreros y colchones en puertas y ventanas.

Primero se presentaron unos 40 hombres en una camioneta, pero éstos no se atrevieron a iniciar el ataque y fueron al lugar del Campamento a buscar refuerzos, presentándose a las tres de la tarde 400 hombres frente a la casa.

Una vecina avisó al señor Molina de que querían parlamentar y, al acceder éste, se destacó un hombre, que le exigió la entrega de la ametralladora y pistola automática que suponían tenía para su defensa.

El señor Molina se negó en absoluto a entregar el armamento que poseía para su defensa y de su esposa, sus dos hijos Arturo y Carlos, éste un niño, dos sirvientas y dos amigos que le acompañaban. Dicho armamento consistía en un rifle con 200 cartuchos, una escopeta del 12 con unos 40, tres escopetas del 16 con 20 cartuchos para las tres, un revólver y una pistola del 6,35.

Con estas armas organizó la defensa y empezó el tiroteo por ambas partes, disparando los cuatro defensores y hasta el pequeño Carlitos, que empuñaba la pistola.

A la hora y media de fuego pusieron los atacantes una bomba y un cartucho debajo de una galería en un extremo de la casa.

En ese momento salieron por la parte de atrás las tres mujeres y el niño, protegidos por el fuego de los defensores.

Más tarde fue herido de perdigonada, leve, afortunadamente, el señor Molina en la frente y en una mano.

Vista la carencia de proyectiles se decidió la retirada y la efectuaron después de fuerte tiroteo con objeto de alejar a los agresores, que siguieron disparando hasta que, convencidos de la huida de los sitiados, saquearon, incendiaron y volaron la casa, dejando sólo las cuatro paredes.

El señor Molina y su hijo se refugiaron en la casa de un amigo y salieron el miércoles para Mera, donde fueron también recibidos hostilmente, teniendo que refugiarse en la de otro, después de haberles sido robadas las armas, que habían dejado en otra casa.

Allí permanecieron veinticuatro horas, hasta el día 23, en el que se supo que en La Coruña se había proclamado el estado de guerra.

Entonces el señor Molina se puso al frente de una manifestación de personas de orden y, al grito de ¡Viva España! se dirigió por entre todos los elementos izquierdistas a la fuerza de Carabineros, a la que se presentó como comandante del Ejército español, ordenándoles que impusieran orden en Mera. Seguidamente embarcó con su hijo con rumbo a La Coruña, entre las aclamaciones de los derechistas y demás personas de orden.

Aquella misma tarde se presentó en Iñás con algunos guardias y recogió a su esposa e hijo menor de la casa en donde se habían refugiado.

Estoy por decir que el Arturo que se cita en este relato como hijo del comandante Molina, es Arturo Molina Rey, herido en la primera o una de las primeras colisiones entre socialistas y falangistas de la que nos ocupamos en la anterior anotanción. Pero no lo sé seguro. Poco a poco.