sábado, 20 de noviembre de 2010

Persecución religiosa en la Archidiócesis de Santiago de Compostela (II)


RESUMEN

de los desmanes y atropellos de carácter antirreligioso,

cometidos en esta Diócesis

desde el 16 de febrero hasta el 28 de julio de 1936

(Continuación)

Iglesias incendiadas

Febrero 19, la capilla de PP. Redentoristas de Santa María de Oza.

Febrero 20, la iglesia de los PP. Jesuitas de La Coruña.

Marzo 1, la sacristía de la iglesia parroquial de Santa Eulalia de Limodre.
Marzo 26, la iglesia parroquial del Divino Salvador de Fene.
Abril 9, la iglesia parroquial de Santa María de Castro en Villanueva.
Abril 26, la iglesia de San Julian de Almeiras.
Mayo 1, la iglesia de San Jorge de Iñás en Nos.
Junio 10, la iglesia parroquial de San Martín de Moaña.
Junio 12, la iglesia parroquial de Santa María de Vigo.
Junio 26, la iglesia del Divino Salvador de Maniños, en Limodre.

Julio 19, la capilla de San Bernardo, en Santa Cristina de Barro; la iglesia parroquial de San Pedro de Mezonzo, en La Coruña.

Julio 20, la capilla del Puente de Don Alonso, en Cando.
Julio 22, la iglesia parroquial de San Juan de Pravio.
Julio 25, la iglesia de San Francisco y el convento de Padres Franciscanos, en Betanzos.

[BOAS, 2.773 (15 de junio de 1937), pp. 145-153].

************

Ya digo que la relación es incompleta. Falta, por ejemplo, el intento de incendio de la capilla de San Roque (Pza. de España):

La Coruña, 25.- Se ha intentado incendiar, rociando sus puertas con gasolina, la capilla de San Roque. Acudieron inmediatamente los bomberos, que lograron atajar las llamas. Los daños son mínimos [ La Vanguardia, 26-2-1936].

También me faltan intentos frustrados, como el que nos relata el mismo número de La Vanguardia:

En Betanzos se ha intentado quemar la iglesia de Santa María, joya arquitectónica del siglo XII. Amontonaron todos los bancos y las imágenes en el centro del templo y los rociaron con gasolina, pero se ignora por qué causa no llegaron a prender fuego, siendo sorprendidos en esta operación.

Alguien me contó que dos buenos ciudadanos de Betanzos salieron de la iglesia, pistola en mano, cuando los incendiarios se acercaban con latas de gasolina, y los pusieron en fuga claro. También me contaron hace ya años, que cuando los del (funesto) F.P. se dedicaron a hacer tensión para animar el recuento electoral de las elecciones del 16 de febrero, decidieron incendiar la iglesia de los Jesuitas en Umbilicus mundi. Aquí como en Betanzos, habían amontonado los bancos en el centro de la iglesia, y hasta una altura considerable al parecer. El día anterior habían ocupado dependencias de los Jesuitas (Kostkas y Luises) que en la imagen se ven a la derecha de la iglesia en las que los socialistas tuvieron la Casa del Pueblo hasta el comienzo de la guerra, y desde ellas entraron en la iglesia a primera hora de la mañana del día 20 de febrero de 1936. Los paró el pueblo civilizado, los vecinos del entorno. Tocó la campana de los Jesuitas y los vecinos se echaron a la calle para impedir el incendio. De hecho, no fue completo sino que hubo destrozos y ardieron las sacristías y algún retablo. La madre de mi informante también bajó de casa, y los bárbaros que salían de la iglesia, furiosos, le arrancaron a esta mujer el collar del que pendía una cruz o una medalla, y en el suelo, se la pisotearon.

Echo en falta también en la Relación -salvo el incendio en la capilla de San Roque o la de los Redentoristas- lo que documenta Hernández Figueiredo para febrero-marzo de 1936:

Asimismo prendieron fuego a la iglesia colegiata, a la capilla y residencia de los PP Redentoristas y a la iglesia de los terciaros. Fue sofocado a tiempo y no sufrieron más que algunos desperfectos. Se intentó incendiar la Iglesia de San Roque y el colegio de las RR. Josefinas.

El P. Silva Ferreiro, en lo ocurrido el día 19 de febrero, además de incluir el incendio de los Redentoristas o de la Colegiata, señala que también trataron de incendiar la iglesia parroquial de Santiago, la más antigua de la ciudad.

A lo mejor, hay quien se cree que una parte de aquella sociedad, la misma que impidió el incendio en los Jesuitas, o los dos buenos ciudadanos de Betanzos que pusieron en fuga a los incendiarios, a lo mejor hay quien se cree, digo, que estos ciudadanos no tenían derecho a ver con muy buenos ojos el alzamiento, que suponía en la práctica una liberación del acoso que padecían.




No hay comentarios: